Mal uso de la voz, causal de casi el 30% de licencias docentes

No manejar bien el habla puede derivar en patologías crónicas difíciles de revertir, afirman fonaudiólogos. Tomar dos litros de agua por día ayuda a prevenir problemas.

El bullicio estudiantil empuja a los maestros a esforzase para hacerse escuchar

Casi un tercio de los pedidos de licencia de los docentes estatales bonaerenses se da por cuestiones vinculadas con enfermedades de la voz, que requieren de varias semanas de tratamiento para su recuperación, informó la delegación regional del Colegio de Fonoaudiólogos en La Plata.

Al inicio de las clases, «el bullicio estudiantil ensordecedor empuja a los maestros a esforzarse para hacerse escuchar y sin un manejo adecuado de la voz, principal herramienta de los educadores, ese quehacer cotidiano puede derivar en el tiempo en patologías crónicas difíciles de revertir», señaló Claudia Díaz, integrante de la Comisión de la Voz de esa entidad.

La experta señaló que «resulta indispensable la práctica de medidas preventivas desde el primer día al frente de alumnos para evitar excesos en la utilización de la voz».

En la mayoría de los casos,  “los docentes no manejan estas herramientas al inicio de su ejercicio profesional y desarrollan una técnica vocal incorrecta, que se automatiza e incorpora casi inadvertidamente, arrastrando en algunos casos patologías que entorpecen el normal desempeño de la labor”, advirtió Díaz.

Además, agregó, resulta habitual que los maestros desconozcan hábitos convenientes a la hora de enseñar, como «mantener una adecuada hidratación para ayudar a que la mucosa que recubre las cuerdas vocales pueda vibrar».


Para ello es fundamental que el maestro ingiera entre dos y tres litros de agua por día y también resulta preventivo mantener en el habla un tono considerado “óptimo”, o sea ni demasiado grave, ni tan agudo, que no resulte forzado.

«Otra de las alternativas a tener en cuenta para el cuidado de la voz es realizar ejercicios de precalentamiento vocal previo al dictado de clases, en especial si los cursos son matutinos», detalló Díaz.

Cuando aparecen disfonías que persisten durante una semana es importante que el docente consulte al otorrinolaringólogo y al fonoudiólogo, recomendó, «para aprender e incorporar técnicas vocales adecuadas luego de superado el cuadro clínico».

”Es aconsejable que los docentes inciten a la participación de los alumnos, para hallar espacios de descanso y recuperación de la voz durante la jornada escolar”, apuntó la profesional.

Los especialistas suelen indicar fonoterapia y un reposo temporario de la voz profesional, que puede ir desde una semana a un mes según la gravedad de la situación.

 
«De acuerdo con los datos aportados por los gremios docentes, poco menos del 30% de los pedidos de licencia son por problemas con la voz», aseguró Díaz.

Estas patologías «deben ser atendidas individualmente» por un experto que elija el docente «y cada sesión requiere un mínimo de 30 minutos de tratamiento”, explicó.

También advirtió sobre falencias en la educación profesional en lo relacionado con el cuidado de la voz.  «En Buenos Aires la formación de profesores y maestros tiene un espacio llamado `aptitud fonoaudiológica` que no figura como asignatura con contenidos y evaluación», señaló, pues «sólo hacen prácticas de lectura y hablan para percibir el estado de su voz y su pronunciación».

Díaz sostuvo que «eso por sí sólo no basta para dar un apto fonoaudiológico que realmente sirva para ejercer la docencia, ya que no incluye una formación vocal y la apropiación de técnicas adecuadas de emisión y proyección necesarias para dar clase en un aula».

 
La Comisión de Voz del Colegio de Fonoaudiólogos en La Plata atiende consultas y brinda información a través de su correo electrónico, [email protected].

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