PUBLICADAS POR EL COLEGIO AMERICANO DE MéDICOS |

Nuevas recomendaciones para tratar la diabetes tipo 2

Aconsejan iniciar el tratamiento oral con metformina cuando la dieta y el ejercicio no logren controlar el aumento del nivel de azúcar en la sangre. Esta droga es más efectiva que otras similares, presenta menos efectos adversos, mejora el nivel de colesterol y ayuda a adelgazar.   

El Colegio Americano de Médicos actualizó las recomendaciones para el manejo de la diabetes mellitus tipo 2

El Colegio Americano de Médicos actualizó las recomendaciones para el manejo de la diabetes mellitus tipo 2, un trastorno que se conocía como diabetes del adulto –porque afectaba principalmente a los mayores de 40 años– pero que, a raíz de la epidemia de obesidad y de sedentarismo en los niños, en la actualidad también compromete a los más jóvenes. Para elaborar la nueva guía, publicada este mes en la revista Annals of Internal Medicine, los expertos realizaron una extensa revisión de los últimos trabajos científicos.

Dado que la enfermedad se asocia con la alimentación inadecuada y excesiva, el aumento de peso corporal y el sedentarismo, los pacientes deben incorporar hábitos saludables para controlar el peso, como una dieta y el ejercicio. A diferencia de las personas con diabetes tipo 1, no dependen de la insulina para tratar su afección.

Ahora, los expertos acordaron que en los casos en los que la alimentaci&oaoacute;n controlada y la actividad física no logren regular los niveles de azúcar en la sangre (glucemia), se debe indicar a los diabéticos tipo 2 una medicación por vía oral. La droga elegida es la metformina, administrada en forma exclusiva. En comparación con otras drogas similares, demostró ser más efectiva para disminuir los niveles de hemoglobina glicosilada, una proteína de la sangre que refleja la cantidad promedio de azúcar en ese fluido corporal durante los meses previos. Este tratamiento también mejora el nivel de colesterol, ayuda a adelgazar y presenta menos efectos adversos. Sin embargo, no puede indicarse a algunos pacientes con problemas renales. 

Asimismo, cuando la metformina sola no logre bajar la glucemia, la nueva guía indica que es necesario recurrir a un tratamiento combinado con una segunda droga oral. Las personas que a pesar de cumplir con las medidas de anteriores mantienen una alta concentración de azúcar en la sangre, pueden requerir tratamiento con insulina.

Una epidemia del siglo XXI

En 2008, la Organización Mundial de la Salud reconoció a la diabetes como una epidemia. Se estima que 171 millones de personas padecen la forma 2 de la enfermedad en el mundo, cifra que se duplicará hacia el año 2030. En Argentina, hay más de 2 millones y medio de diabéticos y la mitad lo desconoce.

Esta enfermedad crónica es más común en los países occidentales, donde las dietas tienen un alto contenido calórico y la población es sedentaria. La edad es otro factor de riesgo: más del 27% de las personas mayores de 65 años padece esta afección, que requiere controles médicos continuos. 

La diabetes surge por un defecto del organismo para almacenar la energía proveniente de los alimentos en las células del cuerpo, por lo cual aumentan los niveles de azúcar en sangre, una condición llamada hiperglucemia. La hormona encargada de regular este proceso metabólico es la insulina. Los pacientes con diabetes tipo 1 son incapaces de producirla, por lo cual deben recibirla en forma externa. Las personas con diabetes tipo 2 pueden elaborarla, pero en forma insuficiente. Sumado a esto, sus organismos se vuelven resistentes a los efectos de esta sustancia

Este trastorno del metabolismo provoca daño en los órganos, principalmente los riñones y los ojos (lleva a la ceguera). Además, lesiona a las arterias y el sistema nervioso. Algunos pacientes pueden controlar la enfermedad solamente con una dieta, ejercicio y una disminución de su peso. Muchos otros, sin embargo, necesitan además tomar medicación para regular la glucemia. Las drogas incluyen la insulina, que es inyectable, y los hipoglucemiantes orales. 

Si bien todavía no es posible prevenir la diabetes tipo 1, se puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a través de los cambios sostenidos en el estilo de vida, tanto de la alimentación como en la actividad física. Numerosas  investigaciones, entre ellas el Estudio Finlandés de Prevención de Diabetes, demostraron que los cambios de hábitos son más efectivos que el uso de medicamentos. Alcanzar y mantener un peso corporal normal y realizar al menos 30 minutos de actividad física regular y de intensidad moderada durante la mayoría de los días son medidas eficaces.

Fuentes: Annals of Internal Medicine, Sociedad Argentina de Diabetes

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