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El “mobbing” afecta al 15% de los trabajadores

El «mobbing» o acoso laboral, un fenómeno silencioso que afecta a un 15% de los trabajadores y que tomó un nuevo impulso en los últimos años con la expansión de la tecnología, es el hostigamiento que por venganza, envidia u otras razones se ejerce sobre un subordinado, un compañero e inclusive un jefe a quien se ve como «una amenaza», mediante un plan sistemático y oculto para «quitarlo del medio» o «hacerlo callar», advirtió el psicólogo español Iñaki Piñuel, en una reciente exposición en Buenos Aires.

«El acoso puede durar meses o años y la víctima puede desarrollar graves consecuencias psicológicas y enfermedades sicosomáticas. Tanto es así que hasta han habido casos de suicidio o síntomas similares al estrés post traumático», advirtió Piñuel, quien trabaja en la Universidad de Alcalá de Madrid, España.

Piñuel, que investiga el tema desde el 2000 y trabajó sobre la base de 3.000 casos de mobbing, señaló que en el 70% de ellos el hostigamiento es de un jefe a un subordinado, aunque también se da entre compañeros de trabajo y en un 9%, de un empleado a alguien con mayor rango jerárquico.

«Todo acoso tiene una naturaleza causal y no casual y se da cuando alguien elige en forma deliberada quitar del medio a un trabajador apto, sin ningún tipo de problemas en su desempeño, porque lo considera una amenaza», sostuvo el profesional.

Tras 15 años de estudio, Piñuel detectó 43 formas de mobbing y aseguró que la envidia es el motivo más frecuente, seguida por el chantaje, demandar respeto a los derechos laborales, ser diferente a los demás, solidarizarse con otros, el éxito profesional, razones de género o negarse a participar de ilegalidades o actos de corrupción.

«Para lograr su objetivo el hostigador ejecuta diversas maniobras, siempre en forma oculta, pero de manera reiterada e intencional ya que no siempre su fin es anular o eliminar a su víctima sino también callarlo u obligarlo a que no cuente lo que sabe», detalló.

Autor del primer libro en español sobre mobbing y del primer test para evaluar esas situaciones, Piñuel contó que ha tenido casos de hostigamiento a embarazadas para desalentar a sus compañeras de que hagan lo mismo, «lo que implicaría una pérdida de productividad para la empresa»

Los casos de acoso laboral «son frecuentes y existen, pero no dejan marca porque no se trata de violencia física», dijo y apuntó que también «es muy frecuente que las empresas digan que todo es subjetivo y que la víctima es una persona muy sensible, para sacarse de encima el problema».

«Pero son conductas que quiebran la salud del trabajador, no es algo producto de su imaginación ni un delirio», subrayó.

Entre las formas de más frecuente detectadas por Piñuel están las que empiezan con «maquinaciones o complots contra la víctima, desestabilizarla o atacarla criticando todo lo que hace sin importar lo que haga y, al mismo tiempo, buscar degradarla para que realice peor sus tareas».

El maltrato verbal también es utilizado con frecuencia y aumenta con el tiempo con acusaciones falsas. Esto incluye inducir intencionalmente a la víctima cometer errores, privarla de la información necesaria para hacer su tarea, divulgar «leyendas negras´ sobre su persona, aislarla o sobrecargarla de trabajo para que no pueda finalizarlo.

Piñuel destacó que en todos los casos «el hostigamiento es reiterado y sistemático y la víctima no tiene escapatoria porque debe ir a su ámbito de trabajo para no ser despedido, por lo que, con el paso del tiempo, entra en un proceso de victimización que lo paraliza, lo que favorece los planes de su hostigador».

En las administraciones públicas «se dan con frecuencia los casos de ´mobbing técnico´, que es cuando un trabajador se lo deja adrede sin nada que hacer. Esto lleva con el tiempo a que presente síntomas similares al estrés post traumático».

«El ámbito público es donde más se da el acoso laboral y le siguen los trabajadores sociales, los empleados de la sanidad, la industria y los bancarios», apuntó.

«Al ser el mobbing algo oculto, la consecuencia visible es la baja del rendimiento laboral de la víctima, posee lo que se denomina una ‘dimisión interna’: está de cuerpo presente, pero de mente ausente», señaló y alertó que en los casos extremos la lleva a «avergonzarse, a entrar en un proceso de culpa y hasta ha habido casos de suicidio por esta causa».

Piñuel aseguró que «lleva muchos años de trabajo psicoterapéutico recuperar a estos pacientes ya que tienen que aprender a recobrar el control de su propia vida» y afirmó: «es tan grave este problema que las empresas deben tener una conducta proactiva y no reactiva, distorsionando y minimizando el acoso».

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