Claves para que los chicos tengan un verano saludable

Nuestros hijos esperan las vacaciones para descansar y disfrutar de su tiempo al aire libre. Como padres, debemos estimularlos a hacer actividades saludables y divertidas, sin descuidarlos de los riesgos del sol, el calor y las piletas.

Se terminan las clases y se acerca el momento de disfrutar de las vacaciones. Para los chicos, los próximos meses serán un período necesario de descanso y recreación, que les permitirá recargar las pilas antes de iniciar un nuevo año escolar. Somos los padres quienes debemos estimularlos a hacer actividades saludables, lúdicas y divertidas, sin descuidarlos ni un momento.

Sol y calor, a disfrutarlo con precauciones

Es responsabilidad de los mayores enseñar a los niños los riesgos del bronceado. Como consecuencia de la disminución de la capa de ozono, incrementó la cantidad de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la tierra y provoca daños en las células de la piel. La exposición prolongada a los rayos del sol causa quemaduras, envejecimiento prematuro y aumenta el riesgo de cáncer de piel en la vida adulta.

Evitar exponerse en las horas cercanas al mediodía (entre las 10 y las 16 horas), cubrir el cuerpo con ropa, usar gorras con visera y utilizar una pantalla solar son las principales medidas de prevención. Los filtros solares deben tener un factor de protección superior a 30, y es importante reaplicarlos cada dos horas, o incluso con mayor frecuencia, si el cuerpo se moja o se transpira mucho.  No debe olvidarse colocar también la crema en los sitios del cuerpo que están más expuestos, como la zona detrás de las rodillas, las orejas y el cuero cabelludo en el área de la raya del cabello.

Además, las altas temperaturas y la elevada humedad son condiciones propicias para producir golpes de calor o insolación. Esto ocurre con mayor frecuencia en los niños menores de 5 años, en particular durante el primer año de vida, cuando permanecen en un ambiente muy caluroso durante un tiempo prolongado. Los ancianos son también muy susceptibles y es común que los jóvenes lo padezcan como consecuencia de realizar ejercicio extremo y extenuante bajo estas condiciones climáticas.

Para prevenir estos problemas de salud es aconsejable limitar la actividad física en los días muy calurosos, permanecer en lugares frescos, ventilados o con aire acondicionado, y nunca dejar a un niño dentro de un auto estacionado y cerrado. Asimismo, se recomienda beber abundantes líquidos (agua fresca, jugos naturales o bebidas endulzadas y con sales minerales) para mantener una adecuada hidratación, ofrecer el pecho más seguido a los lactantes, mojar el cuerpo con agua fresca y vestir ropa suelta y de color claro.  Se debe consultar al médico ante la presencia de síntomas o signos asociados al calor, como sudoración excesiva, palidez, sed intensa, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, calambres musculares, mareos o desmayos, hasta llegar a cuadros más severos con convulsiones, delirio y coma.

Piletas, sí, pero con cuidado

Las actividades recreativas en el agua están entre las favoritas de los chicos para hacer frente a la llegada del calor. Además de saludable, la natación es una actividad placentera, y es muy recomendable que los niños aprendan a nadar. Sin embargo, no debe olvidarse que, en ocasiones,  el agua de las piletas puede causar enfermedades

A diferencia de lo que piensa la mayoría de las personas, el agregado de cloro a los natatorios no mata todos los gérmenes en forma inmediata. Algunos, como el Cryptosporidium, son tolerantes y sobreviven un tiempo en ese ambiente. Y aunque se trate tan sólo de una pequeña cantidad, al tragar agua se corre el riesgo de contraer diarrea causada por este parásito. Otros gérmenes que también causan trastornos gastrointestinales son Giardia, Shigella y Escherichia coli O157:H7, que puede provocar el síndrome urémico hemolítico. Por eso, es importante enseñarles a los chicos a no tragar agua cuando están jugando en la pileta.

Para evitar la contaminación de las piscinas, no la use ni lleve a sus niños ante un cuadro de diarrea,  lávese las manos después de ir al baño y de cambiar pañales, saque al niño de la pileta a intervalos frecuentes para que pueda ir al baño y, si tuvo una deposición, lávele la cola con agua y jabón.

Otro de los problemas más comunes asociados son las afecciones de la piel. Algunos hongos, como el pie de atleta, se transmiten por los pies descalzos. El impétigo y los forúnculos son infecciones causadas por bacterias. En personas con piel sensible, son comunes las alergias causadas por el cloro. Para prevenir estas complicaciones se recomienda usar calzado en el área de las duchas, no compartir toallas y lavar el cuerpo con agua y jabón al salir de la pileta.

También son frecuentes las otitis externas, infecciones del oído que producen picazón y dolor. Para evitarlas, se recomienda secar bien los oídos luego de haber estado en la pileta inclinando la cabeza hacia el costado y tirando suavemente del pabellón auricular para facilitar la salida del agua. Colocar unas gotas de alcohol boricado en el conducto auditivo ayuda a evitar las infecciones. Cuando éstas son recurrentes, se pueden utilizar tapones especiales para evitar el ingreso de agua. Otra patología frecuente es la conjuntivitis, que puede ser causadas por virus o bacterias, y es altamente contagiosa. Los niños no deben sumergirse si tienen los ojos irritados o con supuración. El uso de antiparras ayuda a prevenir estas complicaciones.

Pero las piletas no sólo son de cuidado por las enfermedades que pueden transmitir, sino también por los accidentes que en ellas pueden sufrir los niños. Después de los accidentes de tránsito, los ahogos son la segunda causa de muerte infantil por lesiones.

Aunque sepan nadar, los chicos siempre deben estar supervisados por un mayor cuando están en el agua. Las piletas domésticas deben estar protegidas en todo su perímetro por una reja de al menos un metro y medio de altura y que tenga una puerta de acceso que no pueda ser abierta por ellos. No deje juguetes adentro o cerca de pileta, para que los pequeños no se acerquen al agua en un momento de descuido.

A diferencia de las aguas tranquilas de la piscina, los lagos o el mar tienen otros peligros, como las corrientes y las mareas. En estos sitios, los niños siempre deben estar supervisados por un adulto y se recomienda concurrir a playas que tengan guardavidas. Si piensa salir a navegar con su familia, no olvide que todos deben usar el chaleco salvavidas.

En caso de un accidente, conocer las técnicas de resucitación cardiopulmonar permite iniciar las maniobras con rapidez, lo cual hace una gran diferencia en cuanto a las posibilidades de sobrevida del ahogado.

Guerra a los piojos

Para estos molestos parásitos no hay vacaciones. Se contagian con facilidad en la pileta y la playa. Pueden flotar y vivir en el agua de mar o clorada alrededor de 36 a 48 horas. Hacerles frente requiere paciencia y continuar con la tarea de pasar el peine fino durante todo el verano. Consulte con su pediatra sobre el uso de pediculicidas y nunca utilice kerosene u otros productos tóxicos que se absorben a través de la piel.

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