Dietas extremas: hambre para hoy, obesidad para mañana

Por Celina Abud.- Expertos coinciden que los kilos que se pierden cuando se dejan de consumir alimentos como hidratos o se come muy poco, se recuperan entre los dos y los cinco años. Pero también se puede ganar más peso que el inicial.

Las dietas extremas, que comienzan a seguirse con la llegada del calor, no sólo no serían útiles en el largo plazo por el llamado efecto rebote, sino que además podrían llevar a ganar más kilos que en un comienzo. Ante este escenario, los expertos recomiendan los cambios de hábitos sustentables como la mejor estrategia para estar en forma, entre ellos una alimentación de no menos de 1.200 calorías diarias, actividad física y buen manejo del estrés.

“El tiempo demostró que las dietas mágicas no funcionan, pero que la comida sí. Es por eso que no se aconsejan seguir planes que restrinjan grupos de alimentos imprescindibles para la vida, como el aceite o los hidratos de carbono”, sostuvo la doctora Mónica Katz, Directora de la Carrera de Medico Especialista en Nutrición de la Universidad Favaloro.

A su vez, la experta aseguró que “las dietas de 800 calorías o menos, administradas por los llamados ‘doctores Hambre’ no sólo no son efectivas con el tiempo, porque se complica el tema de la adherencia sino que también pueden iniciar la carrera hacia la obesidad”. De hecho, según especificó Katz, en la práctica resultan “el mejor predictor para la ganancia de peso”.

“Se ha visto que el dietismo crónico -fenómeno en el que se hace dieta siempre-  crece a la par que la obesidad, lo que demuestra los efectos adversos de esta conducta. Esto pasa porque las dietas extremas ponen en marcha un mecanismo neuroendocrino adaptativo a la pérdida de peso que genera meseta y, en los peores casos, ganancia de más peso”, sostuvo la experta.

Incluso, reveló un dato alarmante que se desprende de un estudio de la Universidad Favaloro: el 23% de los universitarios hacen dieta sin ningún motivo para hacerlo; el 50% de ellos alude que su principal objetivo es adelgazar y el 50% del total lo hace sin control médico. Esta tendencia, según la experta, no sólo puede ocasionar problemas básicos de salud, sino también favorecer a que esta generación tenga sobrepeso en un futuro.

A su vez, compartió las conclusiones de 31 investigaciones a largo plazo, que mostraban que si bien las personas perdían entre el 5 y el 10% del peso en los primeros seis meses, dos a cinco años después la mayoría de los participantes volvía al peso inicial e incluso, entre el 30 y el 60% de los evaluados había ganado más kilos que en un comienzo.

Al respecto, el doctor Silvio Schaier, presidente de la Fundación Argentina de Nutrición (FAN) subrayó que “está demostrado que el peso que se pierde rápidamente, también se recupera pronto” y que “con un ayuno o semi-ayuno, el organismo no pierde grasa, sino que se desnutre, de hecho se pierde músculo y gran cantidad de agua y, cuando empieza a comer con regularidad ese peso se recupera, pero en forma de tejido adiposo”.

En su parecer, el descenso de peso sensato y saludable en el tratamiento de peso es de aproximadamente el 10% del peso inicial de la persona mantenido a cinco años, meta que se puede alcanzar entre los tres y seis meses, de acuerdo, por supuesto a la cantidad en el exceso de peso.

A su vez, para el médico, un descenso de peso razonable es de 300 a 500 gramos por semana, es decir, un descenso máximo de dos kilos en un mes.

Estrategias a largo plazo

Las dietas muy bajas en calorías pueden provocar cálculos biliares, además llevar a carencia de vitaminas y minerales. Los planes que ponen énfasis en un grupo de alimentos, por ejemplo la fruta, son hipocalóricos, ponen en riesgo la salud física y psíquica, además de que se genera pérdida de peso “ficticia”, ya que los kilos se recuperan rápidamente. Por último, las dietas ricas en proteínas pueden aumentar el colesterol, el ácido úrico y favorecer la constipación.

Para evitar riesgos, los expertos sugieren una “dieta lógica”, que debe ser variada y de no menos de 1.200 calorías. Pero los programas de pérdida de peso controlados deben complementarse con  otras estrategias, como la actividad física regular.

¿Pero qué hacer cuando se tienen kilos rebeldes difíciles de bajar? Los fármacos no son una opción como cualquier persona, ya que los especialistas los recomiendan cuando se tiene un índice de masa corporal superior a 27. Pero cuando el sobrepeso es ligero, es decir, de un IMC de apenas 25, o, por ejempo, un exceso de cinco kilos, los expertos sugieren los llamados nutracéuticos, comprimidos que encapsulan nutrientes que pueden encontrarse en mayor o menor medida en alimentos.

Estos suplementos dietarios, de origen natural, son “una herramienta adicional para sumar al plan de descenso sustentable y mejorar los resultados”, indicó la doctora Katz.

Schraier indicó que una de las opciones disponibles en el mercado es el ácido linoico conjugado (CLA) “ayuda a bajar el peso corporal entre el 5 y el 7%, siempre y cuando se complementen con cambios de hábito saludables”.

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