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Inédito avance argentino: lograron que cuadripléjicos pudieran ponerse de pie

Se trataron lesiones de la médula espinal con células madre autólogas en ocho voluntarios. Siete de ellos pudieron pararse y hasta caminar con ayuda. DocSalud.com dialogó con el doctor Gustavo Moviglia, líder del estudio. 

Cultivo de células mesenquimales (Gentileza: Universidad Maimónides)

Un equipo de la Universidad Maimónides demostró cómo a través del uso de células madre obtenidas de la grasa del propio paciente se pueden obtener resultados inéditos en el  tratamiento de lesiones de la médula espinal. En concreto, tras tratar a ocho voluntarios con hasta doce años de cuadriplejía, lograron que siete de ellos obtuvieran mejoras notables que van desde recuperar la movilidad de sus miembros hasta lograr ponerse de pie y hasta caminar con ayuda.

Los resultados del ensayo clínico (Fases I y II), en pacientes con lesión traumática de médula espinal completa y crónica, acaban de ser presentados en Buenos Aires como parte del  3er encuentro regional de la Sociedad Internacional de Terapia Celular, por el doctor Gustavo Moviglia, quien dirigió el estudio y está al frente del Centro de Investigación en Ingeniería de Tejidos y Terapias Celulares (CIITT), de la Universidad Maimónides de Buenos Aires. Poco tiempo atrás, había sido difundido en el 3er encuentro regional de la Sociedad Internacional de Terapia Celular y en el 53 encuentro mundial de la International Spinal Cord Society (ISCoS), realizado en Maastricht, Holanda.

La nueva técnica utiliza células madre adultas, obtenidas a partir de la grasa de los propios pacientes, asociadas a sus glóbulos blancos proreparadores, y no tuvo eventos adversos severos en ninguno de ellos. Siete de los ocho voluntarios que formaron parte del ensayo, tres cuadripléjicos y cinco parapléjicos (de entre 3 y 12 años post accidente), recuperaron la movilidad de sus miembros y, en la mayoría de los casos pueden valerse por sus propios medios. DocSalud.com entrevistó al doctor Moviglia para que comente los detalles de esta investigación, muy esperanzadora para “una lesión que alcanza entre a 30 mil y 60 mil argentinos”.

Periodista: ¿Desde hace cuánto tiempo están investigando el tratamiento de lesiones de médula espinal y cómo plantearon el trabajo?

Dr. Gustavo Moviglia: Arrancamos en 2002. Hasta entonces, el tema no había sido demasiado estudiado y los que más habían trabajado sobre él eran los cirujanos, que debían operar a los pacientes y necesitaban saber a cuáles debían tratar con urgencia y a qué otros no había que someterlos a cirugías riesgosas porque no había chance de recuperación. Tras las primeras horas del accidente, la clasificación de Frankel predice con cierta seguridad qué individuos podrán recuperar la modalidad y quiénes no. El paciente Frankel A es el que tiene menos del 1% de chances que recupere alguna función, mientras que el paciente Frankel B tiene un 50% de posibilidades. Además, existe un tiempo tras la lesión que determina si los pacientes van a poder recuperarse o no. Se suele decir que cuándo pasa un año y medio ya es muy poco lo que se puede hacer y que a medida que pasan los años hay más atrofia. Por eso, cuando se quiere probar con terapias regenerativas y si se confía que con ellas se puede cambiar una realidad biológica, se tiene que trabajar con los pacientes que casi no tienen posibilidades, los grados A. Si se trabajara con los grados B, quedarían dudas y se debería hacer ensayos más numerosos con un grupo control, es decir, personas que no reciban el abordaje para que sean comparados con quienes sí lo reciben. Para nuestro estudio, adherimos a la Declaración de Edimburgo de 2001, en la cual la Comisión Internacional de Investigaciones Médicas estableció que en estudios con este tipo de pacientes no debe utilizarse  un grupo control, porque es muy difícil desde el punto de vista humano pedirle a una persona que se siente condenada a la inmovilidad a no recibir el tratamiento. Si se quiere demostrar que un avance es muy distinto, tiene que demostrar que sea por lo menos 25% superior al máximo resultado que se hubiera obtenido con el abordaje anterior, lo que es mucho si se tiene en cuenta que los nuevos remedios, que requieren de grandes investigaciones con muchos voluntarios, se aprueban cuando demuestran de a un 1 a 3% de superioridad.

P.: ¿Cómo fueron los pasos de la investigación?

Dr. G. M: En la fase I de un estudio clínico se debe averiguar la seguridad del abordaje, es decir, que ningún participante tenga efectos adversos de gravedad, y para tal fin se necesitan de a 8 a 12 pacientes. Si entre ellos hay hasta un individuo con un resultado de menos 1, significa que se puede seguir adelante y reclutar a más pacientes, hasta 50, para iniciar la fase II, donde se muestra la eficacia. Se llama diseño en dos etapas. Juntamos nueve pacientes y de ellos uno no se rehabilitó. Seguimos con ocho y siete de ellos tienen un muy claro signo de reconexión entre el segmento superior y el inferior de la médula. Esto significa que los pacientes que eran cuadripléjicos, pueden pararse y hasta caminar con ayuda. Uno de ellos, que tenía la habilidad de pintar con la boca ahora dibuja con las manos. Y otro que era deportista pudo jugar al ping pong.

P.: ¿Por qué es distinto este abordaje?

Dr. G. M: Nos pareció interesante porque en primer lugar lo hicimos con células adultas, que no sólo barre con problemas éticos sino que también elimina dos riesgos desde el punto de vista médico. Uno de ellos es la capacidad de generar autouinmunidad, porque cuando se implanta a un paciente células de otra persona, el cuerpo a veces las rechaza y así sigue rechazando las células propias. Debido a esto se genera una enfermedad autoinmune secundaria. Por otro lado se termina con la oncogénesis típicas células alteradas genéticamente o las inmaduras, porque cuando se implantan a animales de laboratorio células muy manipuladas, el 20% de ellos desarrollan tumores. Al emplear células adultas se evita este problema. Combinamos estas técnicas con procesos de rehabilitación y gracias a ello no tenemos resultados parciales sino avances concretos.

P: ¿Cómo de adaptaron las células madre y de qué manera se implantaron?

Dr. G. M: Extrajimos grasa del paciente, separamos las células madre y una vez que las activamos, las colocamos por vía endoarterial para que lleguen al lugar de la lesión. Después aislamos los linfocitos de los glóbulos blancos y separamos los que servían para curar la lesión. Cuando los pusimos en contacto con las células mesenquimales, se produjo una tranformación espontánea en células progenitoras neurales, que son las que nos permitieron trabajar con células autólogas (del propio paciente). Hicimos todo en el laboratorio de la universidad con una mínima manipulación, casi sin agregar sustancias de ingeniería genética, algo que baja mucho la toxicidad de la célula.

P.: ¿Podría describir la condición y la evolución de cada paciente del ensayo?

Dr. G. M: Tres eran cuadripléjicos y el resto parapléjicos. En el caso de los cuadripléjicos, que no podían mover brazos ni piernas, lo primero que recuperaron fue la capacidad de estar derechos y de caminar, lo cual es lógico, porque es más sencillo recomponer la conexión de vertical de una médula lesionada que reconectarse hacia los costados, para mover los brazos. Sin embargo, pudieron hacerlo de a poco, como el caso del hombre que pudo volver a dibujar con la mano. Los primeros resultados llegaron a los seis meses y los resultados definitivos, a los 14. Hay un paciente que respondió poco. Pero los tres cuadripléjicos pudieron volver a pararse, dos de ellos caminan y dos de ellos mueven las manos. De los parapléjicos, uno no respondió y los otros cuatro caminan con distintos grados de ayuda. Hasta alguno de ellos recuperaron la capacidad de control de esfínteres y sensaciones en el área genital.

P.: En su presentación dijo que con los tratamientos quirúrgicos se había logrado avanzar hasta detectar actividad tres niveles por debajo de la lesión. Con la nueva técnica, se detectó actividad de conducción entre 6 y 17 segmentos medulares por debajo del nivel de la lesión en tan sólo un año. ¿Qué significa la recuperación en niveles?

Dr. G. M: La médula está organizada en discos, cuyo nombre técnico es metámera. Supóngase que la metámora 4 y 5 nervan el músculo que me permite levantar el brazo. Si yo tengo una lesión en una de ellas no voy a poder realizar esta acción. Por ejemplo, la metámera 7 es la que me permite enfrentar los dedos. Si yo recupero cuatro metámeras voy a poder reutilizar mi mano. Para que yo de una marcha completa tengo que tener recuperadas hasta la lumbar 5. Pero el hecho de que un paciente tetrapléjico pueda pararse significa que por lo menos recuperó 12 metámeras.

P.: ¿Es la primera vez que se logran resultados en este nivel a nivel mundial?

Dr. G. M: A este nivel sí. Ahora el país tiene que demostrar de lo que es capaz. Incluso un equipo inglés que colaboró con nosotros se ofreció a acreditarnos y nos pidió que capacitemos gente.

P.: Los resultados en esta etapa resultan sorprendentes. ¿Cuánto hará falta para que esta técnica pueda llegar a todos los que la necesitan?

Necesitamos aumentar el número de pacientes para confirmar del todo el abordaje. Ahora tenemos un 95% de certeza, pero buscamos el 100%. En este momento no estamos reclutando más gente ya que estamos terminando la evaluación del primer grupo. Pero pedimos apoyo a fundaciones internacionales, ya que necesitamos insumos importados. Cuando tengamos todos lo que vamos a usar vamos a seguir adelante. Pero para que una técnica en estudio llegue a la gente, depende de políticas sanitarias. Muchas veces cuando se alcanza el estadío de demostración, hay gobiernos que dicen “sigan estudiando”, pero piden que un protocolo se empiecen a aplicar. Esperemos seguir para que muchos recuperen la esperanza de poder valerse por sí mismos. 

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