Los accidentes, una epidemia infantil

Según estadísticas de la OMS, los accidentes de tránsito, los ahogos, las quemaduras, las caídas y las intoxicaciones son las cinco causas principales de muerte por lesiones en los niños. En el día del Pediatra, se recuerda que este tipo de fatalidades, en su mayoría, pueden prevenirse.

Todos los días mueren más de 2.000 chicos en el mundo por accidentes. Además, millones de jóvenes sufren heridas graves que requieren periodos prolongados de hospitalización y rehabilitación, y que pueden dejar secuelas para toda la vida. Esto convierte a las lesiones por accidentes en la primera causa de enfermedad y muerte en niños y adolescentes. Sin embargo, sabemos que no son inevitables ni “obra de la fatalidad”. Todo lo contrario, en la mayoría de los casos pueden prevenirse.

Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, las cinco causas principales de muerte por lesiones en los niños son los accidentes de tránsito, los ahogos, las quemaduras, las caídas y, por último, las intoxicaciones. En la Argentina, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en los menores de 35 años y el número de víctimas fatales en relación al número de vehículos circulantes supera en ocho a 10 veces las cifras registradas en países desarrollados. Indudablemente, las normas de tránsito se cumplen poco y mal.

Comencemos por respetar y cumplir estas normas y enseñárselas a los menores. Cuando camine por las calles, lleve siempre al niño sujeto de la mano, y enséñele a mirar a ambos lados antes de cruzar por la senda peatonal y con luz verde. Cuando viajan en auto, los chicos deben ir en el asiento trasero y los menores de 4 años, en una silla especial para este tipo de vehículos. Mientras que los más grandes, con cinturón de seguridad. Recién después de los 12 años pueden viajar adelante, siempre con el cinturón colocado.

Como conductores, los adultos debemos manejar con prudencia, respetar las velocidades máximas, reducir la marcha cerca de las escuelas, plazas y áreas de recreación, y, ante todo, no conducir luego de beber alcohol. Los ciclistas y motociclistas deben usar casco para prevenir los traumatismos de cráneo en caso de una caída o un choque.

Por otra parte, todos los años se registran casos de niños y adultos accidentados por andar en cuatriciclo.  ¡Estos rodados no son juguetes, pesan alrededor de 200 kilos y pueden alcanzar velocidades de hasta 140 km por hora! Hace falta una legislación que reglamente su uso responsable, pero también los padres tienen que conocer los riesgos y no dejar que sus hijos se suban. 

Los chicos son particularmente vulnerables a accidentarse, porque viven y crecen en un mundo hecho por y para adultos. Pero ellos no son “adultos en pequeño”, sus habilidades físicas y cognitivas maduran a medida que crecen. Por su marcado sentido de la curiosidad, suelen estar expuestos a situaciones de peligro. A los tres meses de edad, giran y se dan vuelta; a los seis, se sientan; a los nueve, gatean y, después del año de vida, ya caminan y salen a explorar el mundo.  Durante esta etapa, es común que agarren todos los objetos a su alcance, en especial aquellos que son brillantes y de colores, que les llaman mucho la atención. Y como habitualmente los llevan a la boca, las piezas de tamaño reducido pueden hacer que los niños se atraganten o asfixien. Por este motivo, los juguetes para los chicos de esta edad no deben ser muy pequeños y no deben tener partes desarmables ni pilas botón, que causan lesiones muy severas cuando se ingieren.También algunos alimentos, como los caramelos, pochoclos, maníes, frutos secos y las pastillas resultan peligrosos.

Más de un tercio de los accidentes ocurren en el hogar y afectan en general a los menores de 3 años. La cocina es uno de los ambientes más riesgosos: allí suele haber ollas con agua hirviendo, objetos calientes, como el horno, cuchillos al alcance de la mano, productos de limpieza tóxicos y fósforos. En el baño pueden producirse ahogos en la bañadera, quemaduras por agua caliente, e intoxicaciones por monóxido de carbono –cuando el calefón está instalado en ese ambiente– o por ingesta de medicamentos. Por otra parte, siempre debe tenerse cuidado con las piletas, donde es más frecuente que se ahoguen los niños de 1 a 5 años.

Para prevenir los accidentes domésticos, no deje que los chicos jueguen en la cocina mientras prepara la comida.Utilice las hornallas posteriores y coloque el mango de las cacerolas y sartenes hacia atrás. Vigile siempre a los niños cuando están en el baño o jugando cerca de agua. Es importante instalar un disyuntor eléctrico, tapar los enchufes, colocar protección en las escaleras y ventanas, los balcones y las piletas de natación, y mantener los medicamentos y los productos tóxicos bien cerrados y fuera del alcance de los niños.

Durante muchos años, las políticas de salud infantil se centraron en combatir las enfermedades infecciosas y la desnutrición. Las campañas de vacunación universal, la promoción de la lactancia materna y las sales de rehidratación oral para tratar la pérdida de líquidos que producen las diarreas ayudaron a evitar millones de muertes y mejoraron la calidad de vida de los chicos de todo el mundo. En el año 2000, la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas estableció ocho objetivos para promover el desarrollo de la población mundial, el cuarto objetivo apunta a disminuir en dos tercios la mortalidad infantil para el año 2015.Sin embargo, si no se implementan medidas para evitar las muertes por accidentes, es probable que dicho objetivo no se alcance. 

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