Santa Fe: el 15% de las embarazadas toma alcohol en exceso al menos una vez

El 15,1% de las mujeres toma alcohol en forma excesiva al menos una vez durante el embarazo mientras que las más jóvenes, las que tienen parejas que también toman y las que además fuman, son las que conforman los grupos más vulnerables y las que eventualmente padecen los mayores riesgos, según una investigación del Conicet desarrollada en centros de atención en Santa Fe.

El estudio, publicado por la Revista Panamericana de la Salud, mostró también que sólo el 30% de ellas tomó menos o dejó de tomar alcohol durante el embarazo; y que pocas sabían acerca de las consecuencias de ese consumo en el primer trimestre de gestación.

La medición fue realizada por tres investigadoras sobre 614 mujeres que acababan de ser madres en distintos centros de atención en la ciudad de Santa Fe.

«El 15,1% de las mujeres tiene al menos un ‘consumo excesivo episódico’ de alcohol durante el embarazo, y el 27,6% tiene ese mismo consumo en el trascurso del año anterior a la gestación. El alcohol es un tóxico y en mujeres en edad reproductiva debería ser prevenido con mucho énfasis», dijo a la agencia Télam Mariana López, investigadora del Conicet y una de las autoras de la investigación.

El «consumo excesivo episódico» equivale «a cinco unidades en un solo episodio, tomado cada unidad de medida a una lata de cerveza o una copa de vino», aclaró la investigadora.

López -psicóloga y licenciada en Salud Mental y Comunitaria- aseguró que «la preocupación aumenta porque cada vez más mujeres jóvenes en el mundo tienen un consumo excesivo de alcohol».

«Los patrones han cambiado: ahora es más común tomar más cantidad de alcohol en poco tiempo una vez a la semana que menos unidades en forma cotidiana. Ningún patrón es bueno pero el primero puede tener más consecuencias en mujeres embarazadas, según el momento de gestación», dijo la psicóloga.

La experta, junto a Vanessa Filipeti y Mariana Cremonte, son las creadoras del informe que publicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) en su órgano de difusión.

«A esta dificultad -añadió la investigadora- se suma que muchas mujeres continúan con el mismo comportamiento en relación al alcohol porque muchas veces no saben que están embarazadas» aunque según el estudio, «de saberlo, sólo cambiaría su conducta un 30,6%».

De ese 30,6% de las mujeres que manifestó haber hecho algún cambio en el consumo durante el último año, el 55,6% disminuyó la ingesta y el 41,8% dejó de beber, según la investigación de Conicet.

Mientras que las mujeres que mostraron mayor consumo de alcohol antes y durante la gestación fueron las que informaron «que fumaban, y que sus parejas también tomaban alcohol».

«También consumen más alcohol durante la gestación las que minimizan sus consecuencias», aseguró López, quien recalcó que muy pocas mujeres tienen información acerca de que «el consumo excesivo episódico puede ser causante del ‘síndrome alcohólico fetal’, principal causa prevenible de retraso mental en Estados Unidos, según sus propias estadísticas».

Para la investigadora, este síndrome es causante además de «problemas de crecimiento durante y después del nacimiento, y dificultades de aprendizaje y conductuales».

De las 614 participantes de la investigación, el 75,2% había consumido al menos una unidad estándar de alcohol durante la gestación y 83,3% lo había hecho durante el último año.

La investigación sostiene que las mujeres que mostraron mayor consumo de alcohol antes y durante la gestación también atribuyeron el inicio o el aumento del consumo de alcohol a «antojos» por el embarazo.

Entre las conclusiones, las autoras destacan la importancia de contar con planes específicos para reducir el consumo de alcohol en las mujeres embarazadas, ajustado a las características del consumo en el contexto local.

«Las intervenciones deben incluir a las parejas y focalizarse en las mujeres más jóvenes», que «son las destinatarias principales de las campañas publicitarias de la industria de bebidas alcohólicas en la actualidad», estimó López.

Los grupos más vulnerables son además de las mujeres en edad reproductiva que fuman, las que consumen sustancias psicoactivas como psicotrópicos no administrados por el médico, entre otras drogas.

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