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Señales que permiten detectar autismo a temprana edad

Por Cecilia Camarano.- En diálogo con DocSalud.com, el psicólogo Matías Cadaveira detalla los comportamientos a los que estar “alerta” en los niños y responde a dudas. Advierte que “nunca es demasiado pronto” para consultar a un médico.

Al consultorio de Matías Cadaveira, psicólogo y especialista en autismo y síndrome de Asperger, acuden cada vez más padres con sus hijos. “Actualmente hay una pandemia de diagnósticos de niños con autismo, se debe a que han mejorado las herramientas para identificarlo, y han empeorado los criterios de algunos profesionales que diagnostican autismo sin serlo”, afirma.

Las primeras consultas nos llegan por niños con falta de lenguaje, chicos que a los dos años no dicen ninguna palabra”, señala. En diálogo con DocSalud.com, el psicólogo aclara que “si bien ningún padre es culpable del diagnóstico de autismo de su hijo, sí son responsables de prestar atención a las conductas” del menor.  Y remarca que “el diagnóstico temprano mejora el pronóstico del autismo”.

El especialista identificó los siguientes comportamientos a tener en cuenta:

• A los dos años un niño debería estar formando frases de dos o tres palabras.

• Señales de retraimiento afectivo: “Niños que no esbozan una sonrisa ante una mamá, o no la siguen con su mirada”.

• Contacto visual pobre o ausente.

• No señalar con el dedo aquello que desea.

• No estirar los brazos para poder ser alzado.

• Fijación en algunos aspectos o partes del juego, más que en la dinámica del juego en sí.

• Rituales obsesivos.

•Tendencia al aislamiento.

“Hay muchas pautas que hablan de un desarrollo neurodiverso, es decir, distinto a lo esperado”, remarca Cadaveira. Y agrega: “Prefiero que familias preocupadas vengan a consultar, porque quizá se trate de un niño que necesita un poco más de juego o estimulación y pueda salir adelante, antes que acudan a los ocho años del niño”.

En este marco, el especialista hace hincapié en la necesidad de recibir un buen diagnóstico. “Lo peor que un padre puede hacer es guiarse por un mal profesional o dejarse estar por el miedo a ser juzgado”, asegura.

“El autismo ya no es más lo que era antes, cuando se creía un mundo impenetrable, como si el autismo fuese algo malo. Desde ese lugar se entiende que nadie quiere tener un hijo con autismo, porque la representación social es muy negativa”, señala Cadaveira.

El autismo contempla un espectro de condiciones del neurodesarrollo, que se manifiesta por alteraciones en la interacción social y en la comunicación, como también, conductas estereotipadas, e incluso intereses restringidos. Se trata de un trastorno heterogéneo, con distintos grados de severidad y niveles, de ahí que se lo denomine “espectro” autista.

Periodista: ¿En qué consisten las terapias para niños con autismo?

Matías Cadaveira: La máxima importancia la tiene el juego.  A través del juego yo puedo favorecer el contacto visual, puedo enseñar a señalar, puedo enseñar a comprender mejor el lenguaje, anticiparme, generar rutinas de comunicación, de movimiento, de disfrute social, y hay abordajes relacionales, que son lúdicos, que están especializados en autismo. Cuando hablamos de un niño con un trastorno dentro del espectro autista hay que hablar de un “traje a medida”, de acuerdo al diagnóstico, las dificultades del niño, y su entorno, se va a armar un tratamiento en base a sus necesidades particulares.

P.: ¿Qué rol juega la familia en la terapia?

M. C.: Cuando hay un diagnóstico, el autismo tocó la puerta y entró en tu casa y afectó a toda tu familia independientemente de que lo tenga un integrante. Entonces la empatía tiene que ser doble, del niño hacia sus familiares y de éstos al niño. Una familia debe atravesar muchas cosas. Primero, tiene que procesar que su hijo se está desarrollando de una manera distinta, después enfrentarse con un diagnóstico, tener que tramitar un certificado de discapacidad, con toda la burocracia de las obras sociales que eso implica, colegios que no les abren las puertas. El rol de las familias es clave. Es importante que los terapeutas se fijen en las necesidades de todos los integrantes, no solamente del niño.

P.: ¿Es recomendable medicar a un paciente con autismo?

M. C.: Así como no hay marcadores neurobiológicos, es decir que uno no se puede hacer un análisis de sangre y salir con el diagnóstico de autismo, tampoco hay una medicación o dieta del estilo “con esto dígale adiós al autismo”. Sí existen dietas y medicaciones que ayudan a disminuir algunos síntomas que generan malestar o estrés en una familia, o en cómo ese niño se manifiesta y comporta en un colegio.  Primero se interviene desde lo terapéutico, y si no hay efectos positivos en el comportamiento a corto plazo, habilitamos lo farmacológico para trabajar en forma conjunta. Pero para nada de por sí niño con autismo tiene que estar medicado.

P.: ¿Es aconsejable enviar a los chicos con autismo a una escuela común?

M. C.: Lo ideal es, en caso de que sea recomendable, tener la vacante y el espacio de una escolaridad común, siempre y cuando el chico pueda. Porque muchas veces, siendo una persona con autismo, no solamente tienen que lidiar con las exigencias curriculares y académicas sino también con exigencias sociales y sensoriales. En los niños con autismo está muy afectado todo lo sensorial  y un chico en un colegio tiene que tolerar ruidos, bullicios, normas, reglas. Hay muchas cosas que, si uno entiende cómo ellos procesan los sonidos del medio, la información, la procesa, escucha, siente, uno entendería que hay muchas reacciones que no provienen‘de la nada’ en una personita o alumno con autismo. Cada caso es particular, hay otros pacientes que empezaron en una escolaridad simple y luego terminaron en una escuela integrada. Hay otros pacientes que decidimos enviarlos a un centro educativo terapéutico que cumpla las necesidades de cada paciente y cada familia. Pero la educación es todavía materia pendiente para el autismo.

P: ¿Se conocen las causas del espectro autista?

M. C.: En los años setenta se creía que la causa del autismo era materna. Se hablaba de madres que habían establecido un vínculo afectivo fallido con sus hijos, lo que generaba mucha culpa en las familias. Teníamos por un lado niños diagnosticados con autismo, y por otro lado, madres depresivas, lo cual no habilitaba el desarrollo de ninguno. En los últimos años se empezó a habilitar mucho más el campo de las neurociencias y a investigar el cerebro de las personas con autismo, cómo procesan la información, cómo piensan, cómo sienten, y se empieza a hablar del origen neurobiológico.  Las teorías actuales con más peso son las que hablan de la epigénesis, que es la neurobiología, o sea el material genético, combinado o en su interacción con el ambiente. Yo tengo una genética que me va a determinar si este chico va a tener autismo o no, hay una carga genética, pero eso va a entrar en interacción con el ambiente, que puede ser favorecedor o no favorecedor.

P.: ¿Pueden llegar a tener los pacientes con autismo una vida normal?

M. C.: Sí, pero para que ellos se desenvuelvan con normalidad, es importante que todos entendamos que las personas con autismo tienen un procesamiento particular de la información que los rodea, y de las personas que los rodean. Más allá del diagnóstico los chicos son todos distintos entre sí y eso tiene que ver con el valor de la diversidad humana o al valor de la neurodiversidad. No hay que encajar a la fuerza con una determinada forma de actuar, jugar, o comportarse.

*Matías Cadaveira es psicólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires. Trabaja con niños y adolescentes con condiciones del espectro autista. Es supervisor y coordinador de tratamientos terapéuticos integrales en TerapéuticaMENTE® (abordajes integrados para niños y adolescentes con condiciones del espectro autista) y de Eureka (Propuesta terapéutica integral), donde se desempeña también como director. Es profesor invitado del curso de posgrado Autismo y trastornos del neurodesarrollo enla Universidad Favaloro. Fue organizador y coordinador académico del I Congreso Argentino sobre Síndrome de Asperger (Asociación Asperger Argentina, Buenos Aires, 2013). Autor del libro Autismo, una guía para padres, editado por Paidós.

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