TRABAJO PUBLICADO EN JOURNAL OF CLINICAL ONCOLOGY |

Tratamientos contra el cáncer no elevarían riesgo de defectos congénitos

Según expertos, la radiación y la quimioterapia administrada en pacientes jóvenes no aumentaría el riesgo de que en un futuro ellos tuvieran niños con daños de nacimiento. Para las conclusiones siguieron a casi 2.800 sobrevivientes a la enfermedad.

El estudio evaluó a casi 2.800 sobrevivientes de la enfermedad.

La radiación y la quimioterapia administrada a los pacientes jóvenes con cáncer no parece aumentar el riesgo de que años más tarde sus hijos tengan defectos de nacimiento, indicó un estudio canadiense.

Los investigadores, cuyos resultados fueron publicados en Journal of Clinical Oncology, dijeron que esto es «tranquilizador», porque algunos médicos se preguntaban si los poderosos medicamentos oncológicos y la radiación -especialmente la que va dirigida cerca de los ovarios o testículos- tendría efectos a largo plazo sobre el ADN de las células reproductivas.

Ya existe evidencia de que los tratamientos pueden afectar el útero de una niña en crecimiento, por ejemplo, de tal forma que pueden provocar otros problemas de gestación.

«Muchos chicos están quedando infértiles por tratamientos fuertes. Ahora sabemos que dependiendo de los tipos de tratamiento que reciben, tienen mayores tasas de aborto espontáneo y mayores tasas de bajo peso al nacer», dijo la autora del estudio, Lisa Signorello.

«Como sobreviviente de un cáncer, las preocupaciones se extienden a la salud de los hijos de muchas maneras», añadió Signorello, del Instituto Internacional de Epidemiología en Rockville, EEUU.

Para el estudio, los investigadores siguieron a casi 2.800 sobrevivientes de cáncer infantil en EEUU y Canadá, a los que brindaron encuestas regulares durante la adultez que incluían preguntas sobre embarazos y nacimientos.

Signorello y sus colegas registraron todas las instancias en que se reportaron daños de nacimiento en la siguiente generación y compararon las posibilidades de tener un bebé con defectos congénitos con la dosis de radiación o quimioterapia que habían recibido los sobrevivientes oncológicos.

De 4.700 bebés nacidos de los sobrevivientes al menos cinco años después de haber terminado el tratamiento, 129 -menos del 3%- desarrollaron al menos un defecto congénito, incluido labio leporino o paladar hendido, síndrome de Down y problemas cardiovasculares.

Entre los pequeños nacidos de mujeres que habían sobrevivido a un cáncer infantil, las tasas fueron del 3% luego de quimioterapia o radiación, comparado con un 3,5% cuando las madres no se habían sometido a esos tratamientos.

Las cifras fueron del 1,9 y el 1,7%, respectivamente, en los bebés nacidos de padres que habían tenido cáncer en la niñez Por otra parte, la dosis de los fármacos no pareció tener ningún impacto.

Mayores cantidades de quimioterapia o radiación en zonas cerca de los testículos y los ovarios, como sucede en el tratamiento del cáncer renal, no se vincularon con una mayor probabilidad de tener hijos con defectos congénitos comparado con las dosis bajas.

Alrededor del 3% de los bebés estadounidenses tienen problemas de nacimiento, escribió el equipo. El estudio no incluyó los defectos congénitos que están relacionados definitivamente con antecedentes familiares, y tampoco hubo un grupo de control con padres que nunca hubieran tenido la enfermedad.

«Este tipo de estudios son muy importantes para asesorar a los niños que tienen cáncer y avanzar con estos tratamientos», señaló en un comunicado Anna Chiarelli, científica de Cancer Care Ontario, en Toronto, que ha estudiado los resultados del embarazo luego de la terapia oncológica en la infancia.

«Siempre ha existido la preocupación de qué efecto tendrá, dado que el niño por supuesto está en una etapa de desarrollo», agregó Chiarelli.

Aunque estudios previos tampoco hallaron ningún riesgo adicional de defectos congénitos luego de un tratamiento para el cáncer, Signorello manifestó que el tamaño de su investigación, y el hecho de que su equipo había tenido acceso a registros médicos con información sobre la terapia oncológica, hace que los resultados sean más concluyentes.

Chiarelli coincidió: «Este es un estudio muy significativo. Creo que ha ido más lejos que los demás», dijo.

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