La austeridad está teniendo un efecto devastador en la salud tanto en Europa como en América del Norte, lo que provoca suicidios, depresión y enfermedades contagiosas, además de reducir el acceso a medicamentos y atención, dijeron un grupo de investigadores.
Al detallar un estudio que duró una década, el economista político de la Universidad de Oxford David Stuckler y Sanjay Basu, profesor adjunto de medicina y epidemiólogo en la Universidad de Stanford, dijeron que sus resultados muestran que la austeridad es realmente perjudicial para la salud.
En un libro que se publicará esta semana, los investigadores dijeron que se han diagnosticado más de 10.000 suicidios y hasta un millón de casos de depresión durante lo que ellos denominan la «Gran recesión» y la austeridad que viven Europa y América del Norte.
En Grecia, medidas como el recorte de presupuesto en la prevención del VIH han coincidido con un aumento en más de un 200% de las tasas de virus causantes del VIH desde 2011, en parte por el aumento del abuso de drogas en un contexto en el que hay un 50% de desempleo juvenil.
Grecia también experimentó su primer brote de malaria en décadas tras los recortes presupuestarios para programas contra los mosquitos.
Y más de cinco millones de estadounidenses han perdido el acceso a la asistencia médica durante la última recesión, argumentan, mientras que en Gran Bretaña, alrededor de 10.000 familias se han visto empujadas a perder su hogar por el presupuesto de austeridad del Gobierno.
«Nuestros políticos necesitan tener en cuenta las graves, y en algunos casos profundas, consecuencias que tienen en la salud las elecciones económicas», dijo David Stuckler, investigador senior en la Universidad de Oxford y coautor de «The Body Economic: Why Austerity Kills».
«Los daños que hemos encontrado incluyen brotes de VIH y malaria, escasez de medicinas básicas, pérdida del acceso a asistencia sanitaria y una epidemia evitable de abuso de alcohol, depresión y suicidios», dijo en un comunicado. «La austeridad está teniendo un efecto devastador», agregó.
Estudios anteriores realizados por Stuckler publicados en revistas como The Lancet y el British Medical Journal habían vinculado el aumento de las tasas de suicidio en algunas partes de Europa con las mordaces medidas de austeridad, y descubrieron que la epidemia del VIH se está extendiendo en medio de los recortes en servicios a personas vulnerables.
Sin embargo, Stuckler y Basu dijeron que los efectos negativos en la salud pública son evitables, incluso durante los peores desastres económicos.
Utilizando datos de la Gran Depresión de la década de 1930, la Rusia postcomunista y de algunos ejemplos de la actual recesión económica, dijeron que se puede evitar que las crisis financieras se conviertan en epidemias, si los gobiernos responden de forma eficaz.
Como ejemplo, dijeron, los programas del mercado laboral de Suecia ayudaron a que el número de suicidios disminuyera durante su recesión, a pesar de un gran aumento del desempleo. Los países vecinos sin programas similares vieron importantes aumentos en suicidios.
Y durante la depresión de la década de 1930 en Estados Unidos, cada 100 dólares extra de gasto de asistencia del New Deal llevó a unas 20 muertes menos por cada 1.000 nacimientos, cuatro suicidios menos por cada 100.000 personas y 18 muertes menos por neumonía por cada 100.000 personas.
«Definitivamente, lo que demuestra es que empeorar la salud es una consecuencia evitable de las recesiones económicas. Es una elección política», dijo Basu en el comunicado.