La dislexia, una dificultad para leer y entender el idioma, sería resultado de la mala conectividad entre dos regiones del cerebro, reveló una investigación que arroja nueva luz sobre el origen de este trastorno neurológico que afecta al 10% de la población mundial.
Durante varias décadas, neurólogos y psicólogos atribuyeron este problema del aprendizaje a una representación mental defectuosa de las palabras, incluyendo fonemas, elementos sonoros característicos de la lengua, dijo Bart Boets, autor principal del estudio publicado en la revista estadounidense Science.
Para confirmar esta hipótesis, los investigadores observaron con una resonancia magnética (RM) a 45 estudiantes de 19 a 32 años, 23 de los cuales eran severamente disléxicos, para obtener imágenes en 3D de su cerebro cuando escuchaban diferentes series de sonidos. «Así se pudo obtener un buen registro neuronal de representaciones fonéticas» de los sonidos escuchados, explicó Boets, un psicólogo de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
Los participantes, de lengua flamenca y todos diestros, escucharon una serie de sonidos diferentes como «ba-ba-ba-ba» y «da-da-da-da», y debían identificar el que era diferente, un ejercicio que según los científicos requiere una buena representación mental de los diferentes fonemas.
Los investigadores hallaron que las respuestas del grupo de disléxicos y la intensidad de sus reacciones neuronales fueron similares a las del grupo de control.
«Sus representaciones fonéticas mentales estaban perfectamente intactas», dijo Boets.
Pero los participantes disléxicos eran aproximadamente un 50% más lentos para responder, según los investigadores.
Cuando analizaron la actividad general del cerebro, los autores del estudio encontraron que los disléxicos tenían una menor coordinación entre trece regiones del cerebro que tienen que ver con los sonidos básicos y el área de Broca, una de las principales responsables del procesamiento del lenguaje.
Otros análisis revelaron que cuanto más débil era la coordinación entre estas dos regiones cerebrales, más lenta era la respuesta de los participantes.
Esto demuestra que la causa de la dislexia no es una mala representación mental de los fonemas, sino un acceso defectuoso de estos sonidos a la zona del cerebro que procesa el sonido, concluyeron los autores.
Para Frank Ramus, un científico experto en este tema en la École Normale Supérieure de París, que no participó en este estudio, «esta es la investigación más concluyente en cinco años» sobre este problema. «Si estos resultados se confirman van a cambiar profundamente nuestra comprensión de la dislexia», dijo en un artículo aparte publicado en Science.
Sin embargo, otros expertos se muestran más escépticos. Michael Merzenich, neurólogo de la Universidad de California en San Francisco, dijo no estar convencido de que la actividad neuronal medida en el estudio sea representativa de los diferentes fonemas oídos.
Para Iris Berent, lingüista de la Universidad Northeastern en Illinois, también citada en un artículo en la revista Science, las diferencias en los sonidos utilizados en este estudio fueron demasiado obvias.
Un método más preciso sería probar contrastes más sutiles entre los sonidos ambiguos con los que los disléxicos tienen la mayor dificultad, dijo, en desacuerdo con Boets y Ramus.
Pero según Ramus, «la RM habría mostrado si los disléxicos tenían una representación defectuosa» de los fonemas escuchados, incluso si no hubiera habido diferencias más sutiles entre ellos.
Boets ya vislumbra un nuevo tratamiento potencial para restaurar la conectividad normal entre las dos regiones del cerebro que son al parecer la causa de la dislexia.
«No es inconcebible utilizar algún tipo de estimulación eléctrica no invasiva del cerebro para restaurar la comunicación entre estas dos regiones del cerebro», dijo el investigador.