Siete de cada diez mujeres que sobreviven al cáncer de mama sufren disfunciones sexuales, según un estudio que señala como causa principal del problema los efectos psicológicos de la cirugía mamaria. La investigación fue publicada en la revista Journal of Sexual Medicine por la autora Mary Panjari, de la Universidad Monash en Melbourne, Australia.
En concreto, los científicos encuestaron a mil pacientes menores de 70 años que habían sobrevivido al cáncer de mama y de ellas más del 80% dijo que su vida sexual antes de la enfermedad era satisfactoria.
Sin embargo, dos años después del diagnóstico, un 70% reconoció que tenían «problemas importantes» en la cama, aunque los autores del estudio advierten que este porcentaje puede ser exagerado porque la memoria tiende a idealizar el pasado. Pese a las matizaciones, la cifra contrasta con los estudios sobre mujeres adultas respecto a este asunto, donde sólo un 45% dicen tener complicaciones.
La imagen que las mujeres tenían de su cuerpo es crucial en este problema, según el estudio. Un tercio de que habían sido tratadas y habían conservado su pecho se sentían incómodas con su apariencia, pero el porcentaje aumentaba hasta el 60% entre aquellas que habían perdido su busto.
Tampoco la cirugía para reconstruir el pecho parecía tener un efecto positivo sobre la psicología de estas mujeres, ya que éstas tenían una imagen negativa de su físico similar a las que habían perdido un pecho o dos.
Otros factores pueden ser los medicamentos que las mujeres toman durante los tratamientos cancerígenos, los cuales pueden inhibir la producción de estrógenos, una hormona femenina esencial durante las relaciones sexuales para las mujeres. Además, los estudiosos asocian las disfunciones a los síntomas de la menopausia que son desencadenados por los tratamientos que reciben las pacientes.