Si se levantó con una resaca intensa tras una noche agitada, es posible que la culpa no sea sólo de la bebida, sino también de los cigarrillos que la acompañaron. Al menos, es esa la conclusión de la investigadora Damaris J. Rohsenow, del Centro de Estudios sobre el Alcohol y Adicciones de la Brown University en Rhode Island, EEUU.
“Hemos comprobado que las personas que fuman y beben tienen más posibilidades de tener una resaca o de sufrirla con más virulencia que aquellos que no fuman, declaró la autora principal del estudio, publicado en la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs. .
Los investigadores realizaron encuestas online a 113 universitarios en el que se les preguntaba cada día, durante ocho semanas, por su consumo de alcohol, su hábito a la hora de fumar y los síntomas de la resaca. A su vez, se consideraron otras variables, como la práctica de sexo o el consumo de drogas como los estimulantes, los barbitúricos o la heroína.
«Existe alrededor de un 25% de personas que, a pesar de ingerir suficiente alcohol como para sufrir una resaca, sin embargo no la tienen. Por eso, queríamos comprobar si alguno de los parámetros estudiados influía más o menos en los síntomas», comentan los investigadores.
Así, Rohsenow halló que «los jóvenes eran más propensos a tener resacas, o de que éstas sean más duras, después de consumir altos niveles de alcohol (de media, 110 mg/dl -miligramos por decilitro de sangre-, lo que supone una tasa de más de 0.10) y de fumar durante los días previos y durante la borrachera (una media de siete cigarrillos al día) en comparación con aquellos que sólo beben».
«Estos resultados indican que existe algún efecto directo del tabaco sobre las resacas, y que tiene como consecuencia una mayor sensibilidad y gravedad», agregó.
Aunque los expertos no pueden explicar el “cómo’” de que el tabaco agudice estos estados, arriesgan ciertas hipótesis como que «fumar y beber al mismo tiempo aumenta la liberación de dopamina, ese ‘sentirse bien’ y relajado que esta sustancia produce en el cerebro y que pueden llevar a faltas de atención en la conducción peligrosas «.
Para la investigadora líder, el mayor peligro son las consecuencias, ya que «existe la percepción errónea de que una resaca, aparte de lo mal que te hace sentir durante un tiempo limitado, no tiene más efectos, pero no es así».
«La resaca afecta a la atención y el tiempo de reacción a corto plazo, por lo que conducir o trabajar en determinados puestos pone en peligro las condiciones de seguridad”, puntualizó.