El virus del VIH, una vez que logra fijarse a la membrana externa de una célula, comienza a liberar su material genético en el interior, hasta lograr fusionar ambos ADN. Esta es la manera en que la infección se produce y propaga. Pero un estudio internacional pudo desarrollar un nuevo fármaco capaz de frenar este proceso desde el primer momento, impidiendo al VIH “clavar su aguijón”.
La terapia fue probada hasta el momento en 18 voluntarios con el virus, que recibieron tres dosis distintas para comprobar su seguridad. Los resultados fueron publicado en la revista “Science Traslational Medicine”.
Científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Complutense de Madrid, las universidades de Hannover y Ulm (en Alemania) y la universidad griega de Patras se aprovecharon de un compuesto natural que el propio organismo humano utiliza para defenderse de otras infecciones, un péptido (una pequeña proteína): VIRIP.
En declaraciones al diario español ELMUNDO.es, el investigador Guillermo Jiménez, quien participó del estudio, declaró que de la colección de dos millones de proteínas que posee la Universidad de Hannover “se seleccionó una por una hasta dar con la que neutralizaba, aunque débilmente la infección por VIH”.
Luego, el equipo del CSIC, liderado por Giménez, ayudó a sintetizar un derivado (VIR-576) que aumentara la potencia del péptido elegido, “que todos tenemos en el organismo para defendernos de determinados ataques virales, y que en su forma natural, no es suficientemente activo para protegernos por la infección por VIH”, explicó.
Según los científicos. el fármaco envuelve la punta del arpón del virus para impedir que entre en contacto con la membrana de la célula. Pero no todas son buenas noticias, ya que los expertos añaden VIR-576 es muy caro para producirse a gran escala (cerca de unos u$s 25 mil al año frente a los u$s 14 mil de otros antirretrovirales, como maviroc, que también inhiben la fusión del péptido). Por otra parte, este nuevo fármaco debe inyectarse por vía intravenosa, lo que complicaría la adherencia al tratamiento.
Dados los aspectos negativos, los investigadores anuncian que ya están trabajando en un fármaco análogo a este péptido, que tenga el mismo mecanismo de acción pero, a cambio, pueda fabricarse y administrarse de manera más sencilla. Pero este proceso, según reconoce Giménez, podría tardar hasta cinco años.
Si de ventajas se habla, el VIR-576 fue muy bien tolerado por los pacientes y causó muy pocos efectos colaterales (solo algunas alergias en la piel, dolor de cabeza o estreñimiento). Esta buena aceptación se debe a que actúa antes de que el virus haya penetrado en la célula sana.
La forma de actuar del fármaco, además de reducir el riesgo de que aparezcan resistencias al tratamiento en el futuro, también permite pensar en la posibilidad de usarlo frente a otros virus que también emplean cómo vía de entrada un “arpón” en la membrana celular.
Fuentes: ELMUNDO.ES