Un estudio encontró en el agua potable de 31 ciudades de Estados Unidos cromo-6, la sustancia cancerígena que captó la atención de la sociedad en los años noventa con el caso de Erin Brockovich, que quedó inmortalizado en una conocida película.
Las ciudades con los niveles más altos fueron Norman (Oklahoma), Honolulu (Hawai) y Riverside (California), revela el estudio, publicado por el grupo medioambiental Environmental Working Group (EWG), que ha analizado la salubridad del líquido en 35 ciudades. En total, en las 31 localidades en las que fue detectada esta sustancia, la población suma 26 millones de personas.
El grupo denuncia que, a pesar de la crecientes evidencias de los efectos tóxicos de esta sustancia, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) no estableció un límite legal para el cromo-6 en el agua corriente, ni exige pruebas a los servicios de aguas.
Entre las ciudades afectadas también están: Nueva York (Nueva York), Las Vegas (Nevada), San José y Sacramento (California), Alburquerque (Nuevo México), Pittsburgh (Pensilvania), Salt Lake City (Utah), Miami (Florida), Boston (Masachusets), Bethesda (Maryland), Chicago (Illinois) y Washington D.C., entre otras.
El cromo hexavalente (cromo-6) es un elemento que se utiliza para fabricar plásticos y suele acumularse en aguas cercanas a lugares donde se desarrolla la industria del acero y textil.
Los humanos están habituados a ingerir niveles reducidos de cromo, pero el cromo-6 puede causar reacciones alérgicas, erupciones cutáneas; malestar de estómago y úlceras, así como irritación y sangrado de la nariz, problemas respiratorios, además de afectar al sistema inmune y provocar cáncer.
«Todos los días las madres embarazadas en Norman (Oklahoma), los niños de Madison (Wisconsin) y muchos otros estadounidenses están bebiendo agua mezclada con esta sustancia química que causa cáncer», dijo Rebecca Sutton, científico de EWG.
En un comunicado, Sutton señaló que «si la EPA pidiera a los servicios públicos locales de agua hacer pruebas para detectar cromo hexavalente, el público por lo menos sabría si está presente en el agua» que consumen.
Sutton se mostró a favor de que estas pruebas sean obligatorias y se conviertan en un «límite de seguridad jurídica» que deben cumplir todos los servicios públicos para evitar la ingesta de esta sustancia cancerígena.
Los peligros de la contaminación de cromo-6 salieron a la luz en 1993, cuando Brockovich ayudó a elaborar una demanda colectiva contra la compañía de servicios públicos Pacific Gas & Electric Co. (PG & E) por contaminar el suministro de agua de Hinkley, (California) que acabó con un acuerdo de indemnización por valor de 333 millones de dólares.
El Programa Nacional de Toxicología (NTP) del Departamento de Salud ha advertido que el cromo-6 en el agua potable muestra «una clara evidencia de actividad cancerígena» en animales de laboratorio y aumenta el riesgo de tumores gastrointestinales.
En respuesta al estudio del PNT y a otros, en 2009 California se convirtió en el primer estado en proponer el establecimiento de un objetivo de salud pública para el cromo-6 en el agua potable de 0,06 partes por billón (ppb).
Pero en 25 ciudades de las analizadas las concentraciones de cromo-6 en el agua corriente fueron mayores que el límite sanitario propuesto California. En Norman (Oklahoma), con una población de 90.000 habitantes, el nivel de cromo hexavalente fue 200 veces mayor al nivel de seguridad propuesto.
«Este informe pone de relieve, en términos bastante crudos, los riesgos a los que todavía está expuesta la salud de millones de personas debido a la contaminación del agua», dijo la propia Brockovich en un comunicado difundido por EWG.
El grupo recomienda que se instale filtros en las canillas para reducir la cantidad de cromo. En cuanto al agua embotellada, señalan que tampoco hay límite legal para el cromo hexavalente establecido, por lo que «los consumidores no pueden asumir que esté libre de contaminación».