Expertos alertan sobre dos padecimientos reumatológicos progresivos altamente subdiagnosticados que, si no reciben un tratamiento oportuno, son altamente inhabilitantes. El primero es la artritis psoriásica, que es desarrollada por el 40% de los pacientes con psoriasis, aunque los afectados no asocian ambas patologías por falta de información. El segundo es la espondiloartritis axial, que provoca dolor crónico y limitación de la movilidad en la columna. Expertos buscan concientizar sobre ambos padecimientos para que los afectados puedan consultar y acceder a una terapia adecuada.
La artritis psoriásica es una patología inflamatoria, cuyos síntomas más visibles son los parches o placas de piel gruesa, enrojecida y con escamas, con prurito o dolor asociados con la psoriasis, motivo por el que los pacientes tienden a minimizar o adjudicarle a otras causas tanto el dolor como a la progresiva pérdida de movilidad en las articulaciones de las manos, pies, muñecas, tobillos y rodillas.
En más de la mitad de los casos, se presenta en promedio entre siete y doce años después de la aparición de las placas en la piel, por lo que los pacientes tienden a recurrir primero a un dermatólogo. De hecho, se estima que un 25% de los afectados se autorefieren a estos especialistas.
Además, un alto porcentaje de afectados demora mucho tiempo en reportarle al dermatólogo sus otras molestias, incluyendo la rigidez y el dolor en las articulaciones; la hinchazón de los dedos; la fatiga; la inflamación y el enrojecimiento de los ojos o problemas de visión borrosa; e incluso los dolores abdominales, diarrea, inapetencia y vómitos que pueden llegar a ocurrir si la enfermedad llega a afectar el área intestinal.
El impacto en la calidad de vida de la artritis psoriásica es similar al que sufren los pacientes con artritis reumatoide, quienes ven afectada de manera importante su función física. Además, estudios recientes demuestran que esta patología se asocia con problemas de obesidad y un aumento del riesgo cardiovascular. Por otra parte, se ha observado un incremento del 59 al 65% en la tasa de mortalidad de los pacientes con artritis psoriásica en comparación con pacientes sanos.
“La artritis psoriásica es una enfermedad que si no es diagnosticada y tratada a tiempo lleva a la destrucción de las articulaciones, dolor crónico, incapacidad, perdida laboral, y pérdida importante de la calidad de vida. El diagnóstico temprano es un punto fundamental: cuanto más temprano se trata la enfermedad, mejor es el pronóstico. En este sentido, hay mayor conocimiento de parte de los dermatólogos para interrogar y advertir a los pacientes sobre la presencia de dolores articulares. También hay cuestionarios de autoadministración que permiten detectar la artritis precozmente en pacientes con psoriasis”, informó el doctor Enrique Soriano, Jefe de Reumatología del Hospital Italiano.
Teniendo en cuenta que alrededor del 40% de las personas con psoriasis desarrollan artritis psoriásica, se recomienda a los pacientes que comenten al dermatólogo todos sus síntomas y analicen con su médico la posibilidad de consultar también a un reumatólogo, quién podrá diagnosticar correctamente esta patología.
En el 40% de los casos, los pacientes tienen una historia familiar de artritis psoriásica, por lo que para el diagnóstico, el reumatólogo debe tomar en cuenta los síntomas y las historiuas mèdicas de quien consulta y sus familiares, además de realizar exámenes físicos, sanguíneos y de imágenes, incluyendo rayos X.
La espondiloartritis axial es también un padecimiento debilitante, incapacitante y progresivo, familia del grupo de enfermedades reumáticas inflamatorias que afectan la columna vertebral, las articulaciones, los ligamentos y tendones.
Existen dos fases de la enfermedad: la espondiloartritis axial no radiográfica (una forma temprana de la enfermedad en la que no hay evidencia en rayos X) y espondilitis anquilosante (una etapa más avanzada).
La principal manifestación de la patología es la presencia de dolor lumbar inflamatorio por más de tres meses, generalmente en momentos de reposo (en la noche o durante las primeras horas de la mañana) y sin relación a alguna actividad física. Otros síntomas incluyen dolor nocturno, inflamación de las articulaciones y los ojos, afección intestinal (colitis o enfermedad de Crohn), y psoriasis.
El doctor Soriano detalló que “esta patología produce un dolor crónico y limitación de la movilidad de la columna muy importante”, por lo que “el diagnóstico temprano y tratamientos oportunos, mejoran rápidamente el dolor y la movilidad en estos pacientes, mejorando la calidad de vida”.
En Latinoamérica, los estudios epidemiológicos de la espondiloartritis axial son escasos. Debido a su subdiagnóstico o diagnóstico tardío, sólo hay estimaciones relacionadas a la espondilitis anquilosante, cuya incidencia varía de 0,44 a 7,3 por cada 100.000 personas por año.
Como la artritis psoriásica y la espondiloartritis axial afectan la capacidad funcional de pacientes en plena edad productiva (adultos entre 20 y 59 años en el caso del primer padecimiento, y entre 35 y 54 años en el caso de la espondiloartritis axial), la pérdida de productividad y discapacidad que ambas enfermedades pueden generar, representan un grave problema económico para los pacientes y sus cuidadores.
Para estos padecimientos, existen diferentes guías de tratamiento. En ambos casos, las terapias biológicas recomendadas constituyen un gran avance, entre ellas la molècula certilozumab pegol, una nueva opción aprobada en Argentina y Chile, además ser avalada por la FDA de EEUU y la EMA de la Unión Europea. El compuesto es de rápida acción y presenta resultados en 12 semanas.
Se calcula que en el 50% de los casos de artritis psoriásica y de espondiloartritis axial, el diagnóstico a tiempo y el tratamiento adecuado pueden incidir en un pronóstico positivo para los pacientes, logrando incluso la remisión o 15 años de vida normal y productiva, fuera del sistema de salud.