América latina y el Caribe es la región con menos porcentaje de muertos por uso de drogas, indicó en Viena la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que estimó que en el mundo el consumo se mantuvo estable durante 2012.
El «Informe Mundial sobre las Drogas», que se presenta todos los años en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas que se conmemora cada 25 de junio, estimó que 183.000 personas murieron en el planeta por consumo de sustancias ilícitas, un descenso de casi el 13% respecto al año anterior, cuando se calcularon unos 210.000 fallecimientos.
Sin embargo, la investigación aclara que esto «no debe interpretarse como una baja en la cantidad de muertes vinculadas a drogas, sino a la falta de actualización de información de algunos países», especialmente asiáticos.
«La sobredosis es la principal causa de muertes y los opiáceos (heroína y el uso no médico de los opioides de prescripción) son el principal tipo de fármaco implicado», detalló.
En cuanto a la región, el organismo calculó que los fallecimientos en América latina y el Caribe fueron 4.900 en 2012, lo que implica 15 fallecimientos por cada millón de personas de entre 16 y 65 años.
Se trata del porcentaje más bajo sobre la población total respecto a otros continentes con cifras de muertes más altas: en Asia fueron 78.600; en América del Norte 44.600; en África 36.800; en Europa 16.200 y en Oceanía 1.900.
El informe estimó que alrededor de 243 millones de personas, un 5% de la población mundial de entre 16 y 65 años, consumió alguna sustancia ilícita.
De esa cifra, la cantidad de usuarios con riesgo clínico son alrededor de 27 millones, lo que equivale al 0,6 por ciento de la población adulta en el planeta, o, lo que es lo mismo, una de cada 200 personas.
El cannabis sigue siendo, por mucho margen, la droga más consumida, con 177 millones de personas que la usan.
El trabajo habló de un menor consumo general, «aunque una percepción de los menores riesgos para la salud llevó a un incremento de su utilización en América del Norte».
La UNODC aclaró que «todavía es prematuro» comprender las consecuencias de la legalización del cannabis en Uruguay y algunos estados de Estados Unidos, pero especificó que «en el mundo hay más gente buscando tratamiento por trastornos vinculados» a la sustancia psicoactiva.
Por otro lado, el trabajo calificó como «retroceso» el incremento del 36% de área cultivada de adormidera en Afganistán, país responsable del 80% de la producción mundial de esa planta de la cual se extrae el opio.
Si bien esa sustancia tiene derivados de uso legal médico como la morfina, también se la utiliza para producir drogas semisintéticas como la heroína que, según la UNODC, aumentó desde 2013 su producción global tras haber tenido un retroceso en 2012.
En ese sentido, la investigación identificó una tendencia en Estados Unidos de remplazar a opioides farmacéuticos (como la codeína, utilizada con fines médicos como analgésico y sedante) por la heroína, camino contrario al cambio de derivados que siguieron los países europeos.
Respecto a la cocaína, el organismo de la ONU alertó que el tráfico y consumo aumentó en América del Sur, igual que en África y en Asia, donde un mayor poder adquisitivo en algunos países trajo aparejado una suba en su uso.
Por último, el informe hizo hincapié en la metanfetamina y destacó que las incautaciones aumentaron en más del doble a nivel mundial entre 2010 y 2012.
La manufactura de estos psicoestimulantes sintéticos se expandió en América del Norte, especialmente en Estados Unidos y México, donde se interceptaron la mitad de las 144 toneladas incautadas a nivel mundial.
Al presentar la investigación, el director ejecutivo de UNODC, el ruso Yury Fedotov, instó a intensificar la ayuda sanitaria a los drogodependientes.
«En años recientes, solo uno de cada seis consumidores de drogas a nivel mundial tuvo acceso o recibió tratamiento», declaró el directivo.
Fedotov exigió un «mayor compromiso internacional» con acciones «enfocadas en la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y la integración social» de los consumidores.