La administración de aire por vía endovenosa produce una muerte segura por embolia gaseosa, ya que por donde pasa ese aire no fluye la sangre y se forman coágulos. A pesar de ser uno de los métodos que los enfermeros uruguayos dijeron utilizar “por piedad” hacia los pacientes, esta técnica no está asociada a ninguna indicación terapéutica y ni siquiera se emplea para la eutanasia. Así lo confirmó a DocSalud.com la Dra. Vilma Tripodoro, Jefa de Cuidados Paliativos del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, dependiente de la UBA.
Tras aclarar que la eutanasia, donde es legal, sólo puede realizarse con el consentimiento del paciente y del médico tratante en casos exclusivos de enfermedad terminal, Tripodoro indicó que para llevarla a cabo “se eligen dosis letales de un fármaco”.
En la vereda opuesta, la morfina sí posee fines terapéuticos y según explicó la médica, no sólo es indicada en los pacientes moribundos, sino también en aquellos que sufren dolor crónico o afecciones invalidantes.
Al ser un analgésico de tipo opioide (derivado del opio), su efecto consiste en disminuir en los receptores orgánicos las percepciones del dolor y la sensación de disnea (falta de aire). “Es un fármaco muy antiguo, potente y barato que en las dosis correctas, es también muy seguro”, indicó la médica.
Estas cantidades, en la Argentina, “siempre deben estar prescriptas por el médico y el enfermero se limita a administrarlas”, explicó Tripodoro. Pero aclaró que este precepto no es igual en todo el mundo, ya que en algunos países “auxiliares calificados pueden también dosificar”.
Agregó que tanto una posología correcta como una administración letal varía de acuerdo al paciente y que “cualquier fármaco mal utilizado, incluso la aspirina – que es de venta libre- puede provocar la muerte”.
Según Tripodoro, no existe “un techo analgésico” para la morfina, por lo que las dosis pueden variar de acuerdo con el padecimiento del enfermo. Por eso se la usa para calmar el dolor que aparecen en el 80% de los casos de cáncer avanzado, con un 90% de efectividad.
Sin embargo, la experta en cuidados paliativos reconoció que existen diversos mitos alrededor de la morfina, que contribuyen a una injustificada mala fama. “Entre las creencias sobre esta droga están que genera adicción en los pacientes, que debilita el corazón y que acelera la muerte, pero ninguna es cierta”, concluyó.