En un informe presentado el pasado martes 13 en Ginebra, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer resultados alentadores de la lucha contra paludismo (malaria), que indican se redujo a casi la mitad la transmisión en la última década. Los esfuerzos internacionales por atajar su avance han dado sus frutos. Entre 2000 y 2010, hubo una reducción de casos de más del 50 % en 43 de los 99 países con transmisión continua, mientras que en otros ocho países el retroceso de la transmisión fue de entre el 25 y el 50 por ciento.
Con todo, el año pasado se registraron 216 millones casos de malaria, de los que el 81 % (174 millones) correspondieron a África, donde la malaria es una de las principales causas de mortalidad infantil.
En términos de víctimas mortales, el paludismo fue responsable de 655.000 muertes ese mismo año, siendo la mayoría (86 %) niños menores de cinco años. La mortalidad específica atribuida a esta enfermedad infecciosa es actualmente del 26 %, lo que supone una reducción del 17 % con respecto a una década atrás.
Menos presupuesto y más resistencia
Pese a los buenos resultados, la directora general de la OMS, Margaret Chan, pidió «no perder nuestra determinación» en momentos en los que dominan las incertidumbres respecto a la economía mundial, por el impacto que esto puede tener en la financiación de los programas contra la malaria. «Señales inquietantes indican que dicho avance podría frenarse, sobre todo por las reducciones previstas en los fondos destinados a financiar el acceso universal a las medidas de prevención y control del paludismo», señaló.
Según la OMS, la financiación internacional para luchar contra la enfermedad parece haber alcanzado su punto máximo en 2.000 millones de dólares recaudados para 2011, un importe muy por debajo de los entre 5.000 y 6.000 millones de dólares requeridos. Incluso según cálculos de la entidad, los fondos se reducirán de aquí a 2015 y para entonces sólo se reunirían 1.500 millones de dólares anuales.
Con la misma preocupación, Chan advirtió acerca de la amenaza que suponen la resistencia del parásito a los medicamentos más usados y del mosquito a los insecticidas con los que se impregnan los mosquiteros.
«La experiencia nos ha enseñado lo frágiles que pueden ser los avances. La distribución de mosquiteras tratadas con insecticida de larga duración durante los últimos años es un logro notable que ha salvado cientos de miles de vidas, pero es -o será pronto- necesario reemplazarlas», explicó la jefa de la OMS.
El informe anual sobre el paludismo apunta también la importancia de que se retiren del mercado asiático las monoterapias en base a la artemisinina oral, uno de los principales elementos que fomentan la aparición y propagación de la resistencia a dicho fármaco.
«Estas monoterapias siguen estando ampliamente disponibles a pesar de los llamamientos repetidos de la Asamblea Mundial de la Salud», lamentó la autoridad del organismo.
Según la OMS, una manera de contener el surgimiento y propagación de la resistencia a los fármacos antipalúdicos es proporcionar pruebas de diagnóstico a todos los pacientes con sospecha clínica de paludismo y que se administre tratamiento únicamente a quienes tengan confirmada la infección.