Varios estudios científicos han demostrado que el «2 x 4» beneficia la salud. Más allá del sentimiento de bienestar -según cuentan quienes frecuentan las milongas- que provoca bailar tango, mejora la capacidad aeróbica y la coordinación, por lo que puede ser muy útil como complemento terapéutico en algunas dolencias.
Recientemente se comprobaron los beneficios de la tradicional danza rioplatense en los enfermos de Parkinson. Según un estudio realizado en Universidad de Washington de St. Louis Estados Unidos y publicado en el Journal of Neurologic Physical Therapy, bailar tango con frecuencia mejora el equilibrio más que otro tipo de actividad física. En esta investigación, se evaluó el efecto de 20 clases de tango o de otro ejercicio en 19 pacientes con el mal. La clase de ejercicio consistía en una hora de movimiento con sillas, la clase de tango en cambio era más enérgica y se centraba en movimientos de estiramiento, equilibrio, trabajo de pies y coordinación de tiempos. Los dos grupos dieron muestras de una mejora general, pero los estudiantes de tango mejoraron más su equilibrio.
Según el cardiólogo argentino Roberto Peidro, uno de los pioneros en la investigación sobre las aplicaciones terapéuticas del tango, el «2 x 4» requiere prestar una atención especial a la coordinación, por lo que es «muy factible» que beneficie a los enfermos de Parkinson. Para el investigador, el tango «no es mejor que cualquier otra actividad física», pero sí que otros ejercicios que no potencian la coordinación y otros bailes menos tradicionales”. Bailar tango “también puede favorecer a enfermos de Alzheimer, precisamente por ser una actividad de coordinación y porque obliga al paciente a ejercitar su memoria para recordar los pasos” agregó.
En 1999 Peidro, director del Centro de Vida de la Fundación Favaloro, y su colega Ricardo Edgar Comasco dirigieron el primer estudio sobre tango y salud con personas sedentarias y con dolencias cardiacas, en el que se concluyó que bailar una media hora diaria repercute directamente en el aumento de la capacidad aeróbica. Los investigadores diseñaron un protocolo de investigación para medir determinados valores respiratorios y cardíacos mientras que se ejecutaba la danza. Luego compararon esos resultados con las variaciones que se producía cuando hacían ejercicios sobre una cinta deslizante y los resultados fueron altamente positivos para quienes practicaban el baile. Si se practica tango en forma regular, mejora en muchos aspectos la salud física, es útil en la prevención de eventos cardiovasculares y del sobrepeso, disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos y ayuda a corregir trastornos osteoarticulares y posturales.
Bailar tango permite disminuir los niveles de la hormona liberadora de corticotrofina, un mediador muy importante del estrés que, cuando aumenta, puede generar reacciones en todo el organismo, desde hipertensión hasta trastornos en la memoria.
Pero el tango no sólo cura el cuerpo, sino que también es bueno para la mente. Favorece el desarrollo de funciones neurocognitivas superiores desde el hecho que se debe prestar atención a los pasos a realizar, así como ejercitar la memoria, sobre todo en relación a secuencias de movimiento para recordar y repetir los pasos de tango. Estos estímulos actúan por la mediatización de ciertas neuromoléculas que favorecen procesos de elaboración de factores de crecimiento neuronal.
Bailar tango produce múltiples beneficios en el estado anímico: ayuda a aliviar y a disminuir los síntomas de la ansiedad y la depresión, incrementa la sensación de bienestar por la liberación de endorfinas, mejora el estado de humor, aumenta el entusiasmo y el optimismo. También estimula el manejo positivo de la autoestima y posibilita una mejor predisposición a la integración social.
El psiquiatra Federico Trossero, autor del libro «Tangoterapia», complementa con talleres de tango los tratamientos de enfermedades que van desde la depresión hasta las fobias sociales e incluso la esquizofrenia.
Según expresa en su libro, “la tangoterapia es una técnica terapéutica catalizadora del desarrollo personal, un método de exploración de los recursos personales y un potenciador de las capacidades de cada persona. Es un lugar de intercambios humanos y de juego, de vínculos con sentido y trascendencia, dentro del marco de una vivencia estética y creativa singular”.
La importancia del trabajo vivencial y grupal en el taller de tangoterapia enriquece cualquier forma de tratamiento individual que la persona realice.
La música del tango por sus características particulares, el aprendizaje de una técnica de baile, la interacción en el abrazo con otro y con otras parejas bailando en el taller permiten todo un juego relacional organizado pero que también remite a la más absoluta libertad. Entre los objetivos de la tangoterapia, se jerarquiza la expresividad, la comunicación y la creatividad.