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Brote de tos convulsa en EEUU

En California, la incidencia de pertusis o tos convulsa adquirió el rango de epidemia. Hasta el 17 de agosto de este año, se han informado 3.076 casos confirmados, probables y sospechosos, cifra que representa un aumento siete veces mayor respecto del mismo período el año anterior. Hasta el momento, se han registrado ocho muertes.

 

Asimismo, en otras regiones de EEUU, también se han observado brotes, aunque de menor magnitud. Frente a tal situación, los organismos sanitarios han reforzado las recomendaciones de vacunación de los bebés y los niños, que son los grupos más vulnerables. En la Argentina, las vacunas pentavalente, triple bacteriana y cuádruple protegen contra la enfermedad.

 

La tos convulsa es una enfermedad respiratoria muy contagiosa transmitida por una bacteria, Bordetella pertussis. Sus síntomas son similares a los de un resfrío: tos, secreción nasal, estornudos, fiebre leve. Después de unas semanas, la tos se vuelve más intensa e incontrolable, y puede dificultar la respiración.

 

Al tener síntomas parecidos a los de otras afecciones más comunes, a veces no se acierta en el diagnóstico. Y si no se trata, la tos convulsa puede derivar en complicaciones, como neumonía, convulsiones y discapacidad permanente, y en raras ocasiones, la muerte.

 

También denominada coqueluche, esta enfermedad no es muy conocida por la población en general, dado que vacunas de aplicación obligatoria previenen su aparición. Dado que la protección obtenida gracias a la primera dosis y sus refuerzos disminuyen con el tiempo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos sugieren que los adolescentes y los adultos vuelvan a ser inmunizados, incluso cuando han seguido el calendario completo de vacunación.

 

Por otra parte, las vacunas no son 100% efectivas, por lo cual si la bacteria está en circulación, existe la posibilidad de que un niño contraiga la enfermedad aunque esté debidamente inmunizado.

 

La tos convulsa se contagia fácilmente a través del estornudo o la tos. Por este motivo, es especialmente importante estar al día con la vacunación de bebés y niños, y mantenerlos alejados de personas con tos o estornudos. Debe consultarse al médico cuando se observen signos de la enfermedad y dirigirse a la guardia de inmediato si el niño presenta coloración azul en la piel, fiebre elevada, vómito, deshidratación y convulsiones.

 

El diagnóstico puede efectuarse a través de un examen clínico o mediante un análisis de las secreciones en búsqueda de la bacteria causante de la enfermedad. Si se confirma la tos convulsa, suelen administrarse antibióticos para controlarla. Pero para ello es fundamental un diagnóstico precoz; de lo contrario, es posible que los remedios no den resultado.

 

Tal como sucede con muchas otras afecciones, los bebés y los niños son el grupo de mayor riesgo. Por lo tanto, inmunizarse según el calendario nacional de vacunación, seguir las recomendaciones del médico, adoptar medidas básicas de higiene y consultar al especialista ante los primeros síntomas son pasos fundamentales para protegerlos de esta enfermedad seria, pero que puede prevenirse.

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