Argentina es hoy uno de los países en alerta frente al resurgimiento de la tos convulsa. Según informó el Ministerio de Salud de la Nación, el número de casos y brotes de la enfermedad aumenta en forma sostenida desde 2004. Y en 2011, las muertes superaron los registros de los últimos años: fallecieron 70 bebés, la mayoría de ellos –cerca del 90%–, lactantes menores de cuatro meses de edad.
Esta cifra tiene una explicación simple: aunque la infección puede afectar a toda la población, los bebés sufren las consecuencias más graves. Sin embargo, los lactantes sólo pueden recibir la primera dosis de la vacuna contra Bordetella pertussis, la bacteria causante de la enfermedad, a los dos meses de edad. Resulta entonces necesario minimizar la posibilidad de que entren en contacto con el germen, para lo cual es clave la inmunización de las personas en el entorno cercano del niño.
Es por esto que la cartera de salud emitió una serie de lineamientos para mejorar la cobertura de vacunación de todos los grupos contemplados en el Calendario Nacional de Vacunación (CNV). Como estrategia complementaria, en 2012 decidió extender la recomendación a todas las embarazadas (a partir de la vigésima semana de gestación) y las madres de niños menores de seis meses, con el objeto de disminuir las muertes de los lactantes.
Vacunar a las madres protege a sus bebés
“La recomendación de vacunar a las embarazadas a partir de la semana gestacional 20 es la más trascendente hoy en Argentina”, destaca a DocSalud.com el doctor Ricardo Rüttimann, médico infectólogo de FIDEC y FUNCEI, organizaciones presididas por el doctor Daniel Stamboulian. La inclusión de este grupo y de las madres de menores de seis meses (que deben recibir esta inmunización junto con la antigripal) entró en vigencia el 1 de febrero de 2012.
La vacuna (dTap) está disponible en forma gratuita en el sector público. La misma protege también contra la difteria y el tétanos, y se aplica a las mujeres que nunca la recibieron, de manera independiente a sus antecedentes de inmunización antitetánica. Por el momento, estos grupos sólo deben recibir una dosis de dTap. Luego de diez años, se les aplica la vacuna doble bacteriana, contra difteria y tétanos, que se refuerza durante toda la vida.
Niños, adolescentes y adultos actúan como transmisores
Para que la estrategia de inmunización en embarazadas reduzca en forma significativa las muertes por tos convulsa en Argentina, las autoridades sanitarias llaman a incrementar la vacunación de otros grupos clave para la transmisión de la enfermedad.
Entre ellos se encuentran los niños, adolescentes y adultos. En particular, los dos últimos presentan cuadros atípicos de tos convulsa, que no se detectan como tales y favorecen la portación de la infección. Se convierten en reservorios de la enfermedad y son una fuente de transmisión a los lactantes pequeños.
El CNV contempla la aplicación gratuita de diferentes vacunas contra la tos convulsa durante la niñez. Todos los lactantes deben recibir tres dosis de la inmunización pentavalente a los dos, cuatro y seis meses. Luego se les deben aplicar tres refuerzos: a los 18 meses (vacuna cuádruple), al momento del ingreso a la escuela, entre los cinco y seis años (triple bacteriana celular), y a los 11 años (triple bacteriana acelular dTap).
“Ni la enfermedad (en aquellos que la padecieron) ni la vacuna generan inmunidad de por vida, de ahí la necesidad de varios refuerzos”, explica Rüttimann. Y señala que los dos primeros son los que menos se aplican hoy en el país. “Con frecuencia, esos chicos tienen hermanos recién nacidos y, al no recibir la vacuna, pierden la protección, contraen la enfermedad y la contagian a los más chiquititos”, añade.
Para extender la inmunidad, hace dos años se incorporó al CNV el tercer refuerzo, a los 11 años. “Los adolescentes de 12 y 13 años que no lo recibieron cuando les correspondía, hoy también pueden vacunarse en forma gratuita”, asegura Rüttimann. Luego de esta inmunización, deberán recibir una dosis de la vacuna doble bacteriana cada 10 años.
El CNV también contempla la vacunación gratuita del personal de salud que atiende a niños menores de 12 meses. Deben recibir una dosis única de la vacuna dTap en reemplazo de uno de los refuerzos de la doble bacteriana, que se aplican cada 10 años.
Finalmente, los expertos recomiendan la vacunación de los adultos que conviven con menores de seis meses. “De todas maneras, cualquier adulto puede vacunarse si no quiere padecer tos convulsa, en especial si tiene contacto con lactantes pequeños”, agrega Rüttimann.
Claves de la enfermedad
La tos convulsa, tos ferina o coqueluche es una infección respiratoria producida por una toxina que produce la bacteria Bordetella pertussis. Es muy contagiosa, sobre todo cuando comienzan los síntomas, y los casos aumentan en invierno y a comienzos de la primavera. La transmisión ocurre principalmente a través de las gotitas que eliminan las personas al toser, estornudar o hablar.
Los niños pequeños presentan accesos de tos, en su mayoría durante la noche, seguidos por una inspiración ruidosa o estridor característico, con o sin fiebre. En este grupo, y en especial entre los menores de seis meses, la enfermedad es más grave debido a que son más frecuentes las complicaciones, como neumonía, que pueden ocasionar la muerte.
Los adolescentes y adultos que perdieron las defensas que otorgan la vacuna o la enfermedad durante la infancia están desprotegidos y pueden contraer la enfermedad por primera vez o repetirla.
Los síntomas de este grupo pueden pasar inadvertidos o confundirse con los de otras enfermedades respiratorias, lo que dificulta la detección y tratamiento tempranos, y favorece el contagio. Es por esto que constituyen una fuente importante de infección para los recién nacidos y niños que no están vacunados –o lo están en forma incompleta–, o que perdieron la inmunidad.
Ante la presencia de un cuadro de tos seca prolongada (dos o más semanas), deben sospechar de un cuadro de coqueluche y realizar lo antes posible una consulta al médico. La tos convulsa se trata con antibióticos bien tolerados y poco tóxicos, y se complementa con medidas de sostén para aliviar los síntomas.