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Buscan la “red social” de los genes para predecir enfermedades

Internet, y en especial, las redes sociales cambiaron la manera de vincularse con el otro, al punto de que ya una persona no se define sólo por sí misma, sino también por quiénes son sus amigos y cómo se conecta con ellos a través de distintas plataformas como Facebook, Twitter o Instagram, entre otras. Para el  físico franco-mexicano Pablo Meyer Rojas, quien trabaja actualmente como bioinformático en EEUU y fue el encargado de dictar la charla “Cómo romper la piñata de la ciencia” en el evento TEDxRíodelaPlata, que se celebró este sábado en Tecnópolis, los genes se comportan de la misma manera que los humanos, y no sólo se definen por sí mismos, sino que también por su dependencia con otros genes.

Si bien secuenciar el genoma humano por primera vez costó millones de dólares, hoy es posible hacerlo de forma personalizada por u$s 1.000 y así permitir identificar cerca de 7.000 mutaciones genéticas que pueden causar ciertas patologías, por lo general las Enfermedades Poco Frecuentes (EPOF), que dependen de la alteración de un solo gen dentro de los más de 20 mil que tenemos. Sin embargo, otras dolencias como el Alzheimer, el Parkinson y variantes del cáncer como de pulmón o colon se asocian a dependencias genéticas aún no definidas. En diálogo con DocSalud.com, Meyer Rojas habló  sobre los concursos que lanzan para identificar “la red social de los genes” y así, en el futuro, poder predecir el comportamiento de enfermedades.

Periodista: ¿Por qué su charla se centra en “romper la piñata de ciencia”?

Pablo Meyer Rojas: El título de la charla tiene que ver con cómo está cambiando la manera en que se hace ciencia en el mundo a raíz de la multiplicidad de datos. Mi línea se enfoca en la medicina genómica, es que prácticamente todas las enfermedades tienen dependencias genéticas. Hoy, si se secuencia un genoma, se puede saber si una persona tiene predisposición a sufrir una enfermedad que dependa de un solo gen alterado. Pero hay otras patologías como la demencia, la esquizofrenia y cánceres como el de colon y de pulmón que dependen de la interacción de decenas o miles de genes. El gran problema hoy es encontrar esas dependencias genéticas. Muchos científicos se dedican a programar algoritmos que generen estas redes, con el fin de predecir el comportamiento de enfermedades. Como sus programas son distintos, la predictibilidad varía. Por eso organizamos concursos de crowdsourcing para determinar cuál es la mejor “red social” para predecir enfermedades. Cuando estamos presentando estos concursos, colgamos una piñata e invitamos a todo el mundo a pegarle, y así graficamos que en estas competencias ganamos todos, porque muchos científicos pueden comparar sus algoritmos con datos interesantes y mostrar el programa que mejor predice. Esto le da mucha publicidad a todos. Pero al margen, si alguien le pega a la piñata, pero no la rompe, ayuda a que otro sí la rompa. Así se hace colaboración competitiva golpeando un poco la manera en la que hoy se hace ciencia.  

P.: ¿Por qué la comparación entre la dependencia genética y la red social?

P.M.R.: Porque la mayoría de las enfermedades no están definidas por un gen y por ende, un gen ya no está definido únicamente por su función sino por la función de la red de genes a la que se asocia. A mí me gusta comparar este fenómeno con que las redes sociales que modificaron la manera en que funciona una sociedad, porque te define no sólo quién eres,  sino también cómo es tu red social. Si te doy una secuencia del genoma humano, sólo puedo predecir las patologías que dependen de un solo gen. El gran problema científico es descifrar las redes de los genes para las otras patologías.

P.: ¿Cómo organizan estas competencias?

P.M.R.: A través de DREAM, una asociación que intenta formular y generar este tipo de problemas y de concursos en base a datos de pacientes no publicados, para diferentes enfermedades. Realizamos más de 50 competencias en los últimos 10 años.

P.: ¿Por qué se decidió a abordar el tema de la medicina genómica?

P.M.R.: Yo soy físico y a mí lo que me interesa es intentar entender la esencia de un problema e intentar minimizar las complejidades para poder predecir cómo sucede. En el caso de enfermedades humanas todavía no estamos al nivel de predecir y entender lo que pasa. Cada ser humano es único. Y estoy tratando de solucionar este problema convocando a concursos.

P.: ¿A qué dilema ético se enfrenta?

P.M.R.: En general la gente piensa que lo que estás haciendo es transformado a los seres humanos, o jugando con los embriones. Pero por ahora los dilemas éticos es tener cuidado con los datos de las personas que estás usando, pero todo eso está bastante legislado, seguir bien las reglas.

P.: ¿Cuál es su estrategia para comunicar la ciencia?

P.M.R.: Intentar ser lo más claro posible, no usar palabras complejas, pero respetando la inteligencia del público, hacerlo de la manera más divertida posible, usar el histrionismo. Contar como te gustan que te cuenten las historias. Soy fan de quienes las cuentan bien. Escribí el libro Genómica. El acertijo de lo humano, e intenté hacer lo mismo. Mezclé géneros, que que empieza con una pequeña historia de ciencia ficción, y después se vuelve un libro de divulgación científica, pero con muchas imágenes literarias. Hablo de películas, libros y situaciones para humanizar ese lado frío de la ciencia. Es que la ciencia no es lejana como se la piensa, está en cualquier objeto, en cualquier animal. Sólo no hay que rehuirle. 

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