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Cirugía robótica: cara pero más segura

En el robot Da Vinci, se manejan los brazos mecánicos mediante una consola.

Los pacientes que se someten a operaciones de riñones o próstata asistidas por robots tienen estancias hospitalarias más cortas y menos riesgo de tener que recibir transfusiones sanguíneas o de morir, aunque la factura es considerablemente mayor, según un estudio.

El análisis, que se publicó en el Journal of Urology, comparó la cada vez más común cirugía robótica con otras dos técnicas para la misma intervención y halló que los costos directos podían incrementarse en varios miles de dólares en la operación asistida por robots.

Promocionada como menos agresiva y más eficiente, las operaciones con robots utilizan normalmente un laparoscopio o un método de «incisión mínima», en el que las herramientas y una pequeña cámara de video se insertan en el cuerpo a través de una o dos pequeñas incisiones.

En la intervención robótica se reemplazan las manos de un cirujano con herramientas de gran precisión situadas en los extremos de brazos mecánicos, controlados desde una consola por el médico.

«Creo que el mensaje principal es que la (cirugía) robótica, mirando nuestro estudio, tiene ciertos resultados positivos en comparación con operaciones abiertas o laparoscopías», afirmó el líder del estudio Jim Hu en el Brigham and Women’s Hospital en Boston.

Hu y su equipo analizaron datos de operaciones del gobierno nacional para ver si la costosas operaciones con robots eran rentables y proporcionaba beneficios extras frente a técnicas más antiguas.

Durante los últimos tres meses de 2008 -los datos más recientes disponibles que permitían una comparación entre la cirugía robótica, abierta y laparoscópica- más de la mitad de todas las intervenciones de próstata fueron realizadas con robots.

Alrededor del 3% de los pacientes de próstata se sometieron a una operación tradicional de laparoscopía y el 44% a una cirugía abierta. Ambas eran más comunes que la cirugía robótica para la intervención y extirpación de los riñones.

Entre los pacientes a los que se le quitó la próstata, ninguno murió tras una operación por laparoscopia o robótica, mientras que dos de cada 1.000 murieron tras una cirugía abierta.

Alrededor del 5% de los hombres que se sometieron a una operación abierta necesitaron una transfusión sanguínea, frente a menos del 2% en el caso de cirugía robótica. El grupo que se sometió a una operación abierta también permaneció en el hospital alrededor de un día más que aquellos sometidos a una operación asistida por computadora.

El inconveniente era el precio: la extirpación de próstata con robots costaba en promedio unos 10.000 dólares, unos 700 dólares más que una laparoscopia y 1.100 más que una operación abierta. Para la extracción de riñón, la cirugía robótica cuesta 13.900 dólares, 2.700 dólares más que una laparoscopia y 1.300 más que una operación abierta. 

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