Las embarazadas, los bebés y los ancianos son los grupos potencialmente más vulnerables a las altas temperaturas, recordó hoy el Ministerio de Salud de la Nación, ante la ola de calor que sofoca el centro y el norte del país.
La cartera que encabeza Juan Manzur indicó que también están más expuestos quienes padecen enfermedades crónicas, respiratorias o cardíacas, hipertensión arterial, obesidad o diabetes. En consecuencia, aconsejó tomar medidas preventivas para evitar descompensaciones y golpes de calor.
Entre las recomendaciones emitidas están tomar mucha agua todo el día; evitar las comidas abundantes y en su lugar consumir alimentos frescos como frutas y verduras; evitar las bebidas alcohólicas, las muy dulces y las infusiones calientes; usar ropa suelta, de materiales delgados y de colores claros; no realizar ejercicios físicos en ambientes calurosos y tomar líquido antes de comenzar cualquier actividad al aire libre.
Otras de las medidas difundidas por la cartera sanitaria son protegerse del sol con sombrero o sombrilla; usar cremas de protección solar, factor 15 o más y evitar actos públicos o juegos en espacios cerrados sin ventilación.
A los lactantes se de les debe dar al pecho y tanto a estos bebés como a los niños pequeños, agua fresca y segura con frecuencia. También los chicos deben permanecer en lugares frescos y ventilados así como ducharlos o mojarles todo el cuerpo.
Asimismo, si una persona siente mareos o se desvanece, se la debe acostar en un lugar fresco y bajo techo y ofrecerle una bebida rehidratante, pero nunca infusiones calientes ni muy dulces. Por último, se le debe colocar agua fría en las muñecas para proporcionarle alivio.
Si la temperatura corporal aumenta, se debe le quitar la ropa al afectado, pasarle una esponja mojada por la cara, y, en lo posible, darle un baño corporal con agua fría. También es útil utilizar paños fríos y bolsas de hielo en la cabeza.
Los ancianos y quienes trabajan en ambientes calurosos y húmedos tienen mayor riesgo de sufrir un golpe de calor, que debe ser tratado inmediatamente. En estos casos, la temperatura corporal se eleva por encima de los 40 grados, el pulso se vuelve fuerte y rápido, se produce somnolencia, la sudoración cesa y la piel se observa seca, caliente y enrojecida.
Otros síntomas de alerta son dolor de cabeza, sensación de fatiga, sed intensa, náuseas y vómitos, calambres musculares, convulsiones y sudoración importante que cesa repentinamente y somnolencia y respiración alterada. Frente a ellos, es imprescindible concurrir rápidamente a la consulta médica.