Son muy distintas las diarreas del verano de las del invierno; mientras que las primeras suelen tener un origen bacteriano, las últimas suelen ser virales. En este momento, y dentro de lo previsto, ya se registra un aumento de casos, por lo que resulta esencial tomar ciertos recaudos para evitar el contagio. Esto es aún más importante en los niños menores de 2 años, quienes pueden deshidratarse con mayor facilidad.
“En esta época del año, al mismo tiempo que está el pico de las enfermedades respiratorias también está el de las enfermedades gastrointestinales virales, que crecen, como es habitual. La situación está dentro de lo esperado en el patrón invernal. Predomina el rotavirus en niños menores de 5 años y nuestros datos indican que en el 98% de los casos éste se da en niños de esa edad”, explica a DocSalud.com la doctora Ana Speranza, titular de la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación.
En el mismo sentido se expresa a este medio el doctor Eduardo López, Presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica (SADIP): “En este momento, si bien no es crítico, hay más gastroenteritis virales en pediatría. Es lo que sucede todos los años en otoño e invierno, cuando aumentan algunos virus que producen diarrea acuosa en chicos como el rotavirus”. Del mismo modo opina el doctor Ricardo Rüttimann, médico infectólogo de FIDEC y FUNCEI, quien agrega, en declaraciones a DocSalud.com, que en los adultos los tipos más frecuentes son los norovirus.
Speranza añade que también aumenta el número de internaciones pero según lo previsto. “Lo que ocurre en muchas ocasiones, es que a la diarrea se asocian los vómitos y estos cuadros, junto a la tendencia de los chicos a la deshidratación, produce la internación; pero ésta en general es breve (de 48 a 72 horas) hasta que dejan de tener vómitos y empiezan a hidratarse por vía oral”, aclara.
Los especialistas hacen hincapié en cinco ejes fundamentales: consultar al médico ante los primeros signos, no dar antidiarreicos a los pequeños, cuidar la hidratación, la alimentación y la higiene.
Síntomas y cuidados
La gastroenteritis viral suele presentarse con diarrea acuosa, fiebre y, en algunos casos, vómitos. “Como quienes suelen desarrollar la infección son lactantes muy pequeños, se deshidratan. Además, el cuadro clínico puede tener un comienzo brusco en el que los pequeños empiezan con varias deposiciones por día y pueden deshidratarse en 48 o 72 horas, sobre todo si están previamente desnutridos. A veces, cuando se trata de rotavirus también puede haber un cuadro respiratorio”, señala Rüttimann.
Ante estos síntomas, resulta crucial acudir al especialista y cuidar que el pequeño tome suficiente cantidad de líquido. Así lo puntualiza Rüttimann: “Si un chico tiene diarrea, lo primero que tienen que hacer los padres es consultar al médico, sobre todo si tiene muchas deposiciones. En cuanto a la alimentación, es importante que los niños que toman teta mantengan esa alimentación exclusiva, y se les ofrezca el pecho en forma frecuente. Se debe diluir la leche a quienes toman biberón”.
Por su parte, Speranza subraya: «Cuando hay un caso en la familia, lo importante es el lavado de manos y, en especial, el uso de alcohol en gel, porque la transmisión ocurre fundamentalmente a través de las manos, vía oral. No es una cuestión alarmante, pero la población tiene que tomar medidas de prevención para impedir que la infección se extienda. Este es el llamado de atención: si hay un caso, hay que tratar de evitar que el resto del grupo familiar se contagie por el sólo hecho de no higienizarse adecuadamente”.
Higiene y prevención
Los síntomas son parecidos, ya sean causados por rotavirus o norovirus. Por eso, la única forma de determinar el origen es por medio de un análisis virológico. Ambos patógenos son muy contagiosos y se transmiten al ingerir agua o alimentos infectados, o a través del contacto con manos u objetos contaminados con heces de personas infectadas. De ahí la relevancia de adoptar medidas para disminuir su propagación.
“Para prevenir es conveniente hacer un lavado intenso de manos, tener cuidado con el manejo de los pañales y usar alcohol en gel”, aconseja Rüttimann.
Por su parte, López advierte: “Es importante recalcar que el rotavirus es resistente al agua lavandina y a los detergentes comunes, por lo que puede persistir durante varias horas, e incluso días, sobre superficies duras y porosas, tales como los juguetes y las maderas, como las de sillitas de juego en los jardines maternales o guarderías. Para inactivar el virus, hay que utilizar alcohol etílico, ya sea en gel o el común. Además, se aconseja limpiar los juguetes con alcohol en gel y dejarlos secar para evitar el contagio”.
El rotavirus también se puede prevenir por vacunas. “Hay dos disponibles en la Argentina que se usan a partir de los dos meses de edad, en dos o tres dosis. Es importante que la vacunación esté completa antes del octavo mes de vida. Así, los esquemas de dos dosis se aplicarían a los 2 y 4 meses, mientras que los de tres dosis se administrarían a los 2, 4 y 6 meses o a los 4, 6 y 8”, detalla López.
“En los últimos dos años el Ministerio de Salud de la Nación introdujo muchísimas vacunas al Calendario Oficial -hoy uno de los mejores de Sudamérica- y se está estudiando la carga de enfermedad que justifique la incorporación de una vacuna contra el rotavirus, a través del Programa Ampliado de Inmunizaciones. Por ahora, es importante difundir los modos de prevención: lavado de manos y uso de alcohol en gel; no usar antidiarreicos ni ninguna otra mediación; tratar de controlar los vómitos, que es lo que lleva a la deshidratación, y cuidar la hidratación oral para evitar la internación”, concluye Speranza.