Las vacaciones se preparan y planifican a lo largo del año o tal vez de los últimos meses con fuertes deseos de compartir una hermosa armonía familiar. Sin embargo, la clave para que resulten positivas es la forma en que se las organiza previamente.
Es interesante observar que en muchas ocasiones se piensan vacaciones para adultos sin tener en cuenta las necesidades de los chicos. Si en la familia hay niños pequeños es imprescindible considerar sus gustos y expectativas.
No es lo mismo planear un viaje donde los pequeños deban compartir al ritmo de los grandes que sumar actividades con las que ellos puedan sentirse más a gusto. Por no prestar atención a estos aspectos se suele escuchar en los padres frases como: “¡Me arruinó las vacaciones, nada lo conformaba!”
Lo ideal no es siempre posible. Sin embargo a veces está mucho más al alcance de la mano si nos organizamos bien. Por eso, si se viaja con niños pequeños, es esencial respetar sus rutinas y sus horarios, sin exigirles más de lo que pueden.
Al momento de pensar las vacaciones, es conveniente que puedan organizarse con familias que tengan niños de su misma edad edad o pensar si es que van a ver chicos en el lugar al que concurran.
Resulta tedioso y cansador tanto para los padres como para los pequeños compartir 24 horas del día durante 15 días de vacaciones si están aislados, ya sea de viaje o en la playa. Muchas veces el argumento que se dice es que están todo el año muy ocupados y necesitan de un encuentro familiar.
Sin embargo los excesos también son malos. Por ello, es conveniente que los padres puedan entender que ayudar al hijo a socializar un poco y que no sean ellos su única compañía resulta muy conveniente.
De este modo, el regreso de estas ansiadas vacaciones puede ser más relajado y feliz para todos y menos frustrante. Así se estará más cerca de la sensación de haber vuelto relajado.