La enfermedad coronaria no suele provocar manifestaciones. Pero su complicación más grave, el infarto, da algunas pistas antes de desencadenarse. Es necesario estar muy atento a ellas y tomarlas muy en serio ya que la propia vida puede estar en juego.
Cuáles son los síntomas
En algunos casos son fáciles de identificar, como por ejemplo un fuerte dolor repentino en la zona del pecho que se extiende hasta el brazo izquierdo o la espalda. La descripción de “tengo una pata de elefante en el pecho” es clásica. Sin embargo la mayoría de los casos no son así y se presentan con algunas de las siguientes manifestaciones, a veces aisladas y otras asociadas: dolor fuerte en los brazos, el cuello, la mandíbula, el hombro o la espalda, náuseas, fatiga, dificultad para respirar, ansiedad, transpiración y mareos.
En las mujeres los síntomas pueden ser diferentes, ya que muchas veces no sienten opresión, y solo perciben puntadas, náuseas, dificultad al respirar o dolor en el abdomen, por lo que se puede confundir con otros problemas de salud, lo que demora el diagnóstico.
Qué hacer
En el tratamiento del infarto, el tiempo es clave, por lo que se recomienda llamar de inmediato a un servicio de emergencias para ser transportado a una guardia. El traslado por nuestros propios medios no está recomendado por los riesgos de descompensación en el camino
En qué consiste el tratamiento y los cuidados posteriores
La apertura rápida de la arteria obstruida es clave para la mejoría del cuadro. En este sentido la realización de una cinecoronariografía con el implante de stents es el tratamiento sugerido.
Sumado a esto, los pacientes se benefician del tratamiento con fármacos antiplaquetarios como la aspirina o el clopidogrel, medicamentos para el control de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial. El objetivo de disminuir nuestro colesterol se logra mediante la administración de medicamentos hipolipemiantes junto con dieta estricta y rehabilitación cardiovascular.
¿Cómo saber si el corazón funciona bien ante la falta de síntomas?
La prudencia aconseja reparar siempre en los factores de riesgo, que son aquellas condiciones humanas que predisponen a padecer una enfermedad. Aunque algunos de estos no pueden ser modificados (como el sexo, la edad o los patrones genéticos) la gran mayoría, como la hipertensión, la diabetes, los trastornos del colesterol, el sedentarismo, el tabaquismo o la obesidad, pueden ser controlados.
La evaluación integral por un cardiólogo permite definir los estudios necesarios para cada individuo, el momento oportuno para efectuarlos y la interpretación de los resultados obtenidos.
¿Quiénes deben realizarse chequeos cardiológicos?
• Hombres mayores de 35 años y mujeres mayores de 45 años a pesar de no tener síntomas.
• Personas hipertensas, diabéticas, con trastornos del colesterol, tabaquistas severos u obesos mórbidos.
• Personas cuyos padres o hermanos hayan padecido enfermedades cardiovasculares o muerte súbita (padres o hermanos que hayan fallecido antes de los 55 años y madre o hermanas antes de los 65 años).
• Personas con dolor de pecho, falta de aire, soplos, palpitaciones o hinchazón de piernas, entre otros.
•Personas que decidan iniciar una actividad física programada, sobre todo aquellos estuvieron durante un largo período de tiempo con inactividad.
• Personas que hayan sufrido problemas cardíacos o vasculares.
Estudios que deben realizarse
Un control de rutina básico cardiovascular debe incluir los siguientes estudios:
• Examen físico cardiológico que incluye la auscultación cardíaca, la búsqueda de soplos, el conteo de la frecuencia cardíaca, el registro de los pulsos y la toma de la presión arterial.
• Estudios de laboratorio: dosaje de las distintas formas de colesterol, triglicéridos, ácido úrico, glucemia y análisis de orina.
• Electrocardiograma.
• Radiografía de tórax.
Otros estudios que los cardiólogos solicitan según las características específicas de cada paciente son:
• Estudio de imágenes: ecodoppler color cardíaco; pruebas de esfuerzo con ejercicio o fármacos, como el ecoestrés o la cámara gamma; ecodoppler de vasos de cuello y de miembros inferiores, cinecoronariografía, tomografía multislice coronaria y resonancia magnética cardíaca.
•Holter de electrocardiograma, monitoreo de 24 horas de presión arterial, tilt test, estudios genéticos de riesgo.
*El doctor Juan Carlos Costabel (M.N. 119403) es médico cardiólogo y Jefe de la Sección Guardia Externa del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).