En el nombre de la belleza, las mujeres se imponen severos castigos, no sólo desde lo físico, sino también desde lo psicológico. Los medios muestran un canon difícil de alcanzar, ya no sólo por la delgadez sino también por la carencia de arrugas, creada mediante retoques fotográficos. Estos modelos pueden resultar nocivos tanto para las adolescentes como para las mujeres grandes, “que ven a la juventud como un valor y no como lo que realmente es: una cualidad pasajera”. La frase pertenece a Claudia Lombardi, una asesora de imagen que encontró su enfoque personal para sus cursos y charlas: indagar en lo interno para después ocuparse del aspecto exterior.
“Hay un prejuicio con respecto al asesor de imagen. Por lo general las mujeres que acuden a mí piensan que yo soy la crítica, y la verdad no hay nada más lejos que la realidad”, indicó Lombardi para luego agregar que lo primero que hace con ellas es dejarlas hablar. “Hay gente que es divina con cinco kilos de más, y yo no le voy a decir que baje de peso si está saludable, ya que puede verse y vestirse perfectamente bien”, explicó.
Además las consultas no siempre son disparadas por cuestiones de edad o silueta. De hecho, la asesora comentó que una vez la visitó una mujer con hiperhidrosis – exceso de transpiración- un problema que la había avergonzado durante toda la vida, ya que manchaba sus prendas. Después contó el caso de otra señora que acudió a un curso personalizado tras una dificultad en su salud. “Ella siempre había sido muy flaca, pero tras sufrir un problema de columna ahora estaba obligada a usar un corset y ya no podía vestirse como antes”, recordó.
Imagen saludable en “los tiempos del photoshop”
Si bien Lombardi reconoció que tomar uno de sus cursos puede servir de disparador para consultar a otros profesionales como a un psicólogo, cuando la autoestima está baja, o a un nutricionista cuando se busca alcanzar un peso saludable, advirtió que existe “una contaminación de imagen mentirosa”, ya que las revistas sólo publican un cuerpo muy delgado y un rostro artificialmente liso. “Hoy las fotos son como obras de arte que no sólo deberían llevar la firma del fotógrafo, sino también del diseñador gráfico que te inventa, ya que te achica el cuerpo además de darle un brillo especial y levantarte el cuello”, opinó.
Consultada por DocSalud.com sobre si las mujeres realmente creen en lo que muestra el photoshop, la asesora contestó que sí y que esa suposición “no tiene que ver con un nivel cultural bajo, ni tampoco con que sean niñas y adolescentes” sino que “las que más compran este mensaje son las mujeres grandes”.
Por eso, más allá del tip de indumentaria, maquillaje o peinado, Lombardi intenta barrer con el mito “de que la belleza es exclusiva de las que pesan 50 kilos y tienen 25 años”. Es más, arriesgó que esta idea “es ampliamente difundida por las empresas, que hacen publicidad para que las mujeres se sientan mal con el físico y consigo mismas, porque cuando se sienten mal, hay vacíos y consumen, ya sea comida, alcohol, cigarrillos, o ropa que tal vez no vayan a usar, pero la acumulan”.
Otro de los efectos adversos de la contaminación de imagen mentirosa es “la pérdida de la naturalidad”, que ocurre cuando “la producción pasa a ser todo en la vida”. En palabras de Lombardi, “este es un efecto nocivo especialmente para las chicas jóvenes, que creen que la belleza es estar siempre artificial. Pero en esa idea también tienen que ver los padres, porque cuando una mamá quiere ser una adolescente eterna, usa la ropa de la hija y vive para arreglarse, la niña también creerá que eso es todo en la vida”.
En un contexto donde el culto al cuerpo domina y la exigencia puede llevar desde la anorexia hasta el total descuido por no poder ser igual a una estrella de cine, la pregunta del millón parece ser: ¿Cómo hacer para lograr una imagen tan satisfactoria como saludable? La primera de las claves para Lombardi, es aceptar el paso de los años y no pelearse con el cuerpo. “Si una tiene un talle 46 y no está conforme, o elige ser un 44 trabajando o aprende a quererse tal cual uno es, pero lo importante es no quedarse en la queja”, indicó.
En segundo lugar, se deben evitar las comparaciones ilusorias. “Yo tengo una edad similar a la de Araceli González. Si me comparo, obviamente ella va a parecer más joven que yo, pero trabajó toda su vida con la imagen e hizo diversos tratamientos durante años. Por eso, lo importante es saber que una puede ser divina igual, trabajando de otra cosa y empezando desde hoy”, relató Lombardi.
Luego le sigue reconocer que la belleza no es sólo el aspecto exterior, “sino que está conformada en un 80% por la actitud, y el carisma”. Además, agregó que en la imagen incide la Comunicación No Verbal (CNV), es decir, los gestos, la mirada y el tono de voz, además de los colores, la indumentaria, el maquillaje y el peinado. “Con todos estos elementos, comunicamos un mensaje. Por eso debemos orientarlos a lo que queremos decir, porque nos ayudan a lograr nuestras metas, ya sean profesionales o afectivas”, indicó.
Las últimas claves radican en armonizar el cuerpo “con colores y líneas geométricas”, lo que se logra con ropa y accesorios. Pero para que este cambio no sea pasajero, se debe encontrar junto con la mujer “la indumentaria que más le guste y que le sienta cómoda, en lugar de seguir a rajatabla lo que dicta la moda”.
“Un ejercicio que funciona muy bien a la hora de armar un guardarropa es preguntarle a la mujeres ´¿Qué es lo que más te gustaba cuando eras chica?´. Así, ellas vuelven a escucharse, a conectarse con su esencia, ya que muchas veces las tendencias arrasan con ella”, indicó. Y agregó que lo fundamental “es que todas se reconozcan como una obra de arte original, con todo lo que eso vale, y no engancharse con los modelos masivos para terminar por ser una copia”.
Una misión tras la propia experiencia
Tras revelar que se encuentra escribiendo un libro llamado La profundidad de la superficie, ya que “desde afuera se puede indagar en los aspectos más complejos e íntimos”, Lombardi indicó que “no existe una imagen externa buena si en el fondo una no se quiere”. Es por eso que trabaja primero “en aceptarse tal cual una es, con el cuerpo y con la edad y eso va a dar la actitud para llevar la ropa”.
Lombardi, quien posee una gran trayectoria como periodista de Salud, experimentó ella misma una transformación que la llevó a tomar este rumbo. “Viví muchos años enojada con mi físico, ya que creía que era muy ‘grandota’. Pero cuando me di cuenta de que en realidad el problema estaba en mi autopercepción, tomé a la asesoría de imagen como una misión personal, y me capacité para que muchas mujeres no vivan ni tristes ni enojadas con ellas mismas”, indicó.
Incluso planea en un futuro dar charlas en colegios secundarios para que las adolescentes capten un mensaje distinto del hegemónico, y puedan llegar a la madurez bellas y seguras, cuando el bienestar interno se transluzca en el exterior.
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