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Cómo tratar las secuelas del daño cerebral

La injuria cerebral puede ser producida por un ACV o un traumatismo de cráneo.

Los traumatismos de cráneo y los accidentes cerebrovasculares (ACV) producen injurias cerebrales, que se traducen en secuelas discapacitantes. Aunque las más visibles son las motoras y las neurológicas, expertos coinciden en que las conductuales, las emocionales y las cognitivas son las que más dificultan la reinserción en la vida productiva del damnificado, así como también deterioran los vínculos familiares. Es por eso que hay líneas de investigación destinadas a disminuir el impacto de estos problemas.

El doctor Ricardo Jorge, Médico Neurólogo, Psiquiatra, y profesor de la Universidad de IOWA, EEUU, confirmó a DocSalud.com que en los casos de ACV isquémicos se registran avances farmacológicos para la etapa aguda, es decir, al poco tiempo de sufrir el episodio.

“Los agentes trombolíticos – para reducir los trombos o coágulos que van a las arterias cerebrales – pueden ser usados durante las primeras horas, pero pierden efectividad al poco tiempo de ocurrido el stroke. Por eso se están investigando muchas otras alternativas para la etapa post aguda, que suele abarcar los primeros meses tras la injuria cerebral. Entre ellas están la rehabilitación, pero también tratamientos experimentales que pueden ir desde el trasplante de células madre hasta factores de crecimiento nervioso, aunque todavía nos queda comprobar que tan eficaces son”, indicó Jorge, referente de Traumatismo Encefalocraneal (TEC) y ACV, quién fue uno de los invitados internacionales de las jornadas anuales del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA).

Pero también, según indicó el experto, existen ensayos en fase II que demuestran la eficacia de los antidepresivos para reducir las secuelas conductuales y cognitivas tras sufrir el daño.  Para las investigaciones usaron dos drogas: la fluoxetina y el escitalopram.

“Los antidepresivos comunes, precisamente los inhibidores de recaptación de serotonina, no sólo sirven para tratar la depresión, sino que tienen otros efectos. Cuando se los administra en dosis terapéuticas bajas, los resultados se traducen en la neuroplasticidad cerebral, es decir, la regeneración espontánea y la reorganización del cerebro”, indicó Jorge para luego agregar que, aunque todavía faltan los estudios multicéntricos de fase III para su aprobación, “se sabe que estas alternativas son seguras, porque fueron administradas a otros tipos de pacientes durante años”.

A pesar de que cada vez existen cada vez más enfoques innovadores, Jorge detalló que “ninguno puede reemplazar a la rehabilitación, sino que deben acompañarla”. En ese sentido, el doctor Gustavo Petraccca, Director Médico de INEBA, dijo que el abordaje para tratar las secuelas de la injuria cerebral debe ser multidisciplinario.  “En el equipo no pueden faltar el neurólogo rehabilitador; el neuropsiquiatra; el psicólogo; el fonoaudiólogo y el terapista ocupacional”, señaló Petracca a DocSalud.com.

Consecuencias menos visibles del traumatismo de cráneo

Los traumatismos encefalocraneales  (TEC) son la principal causa de muerte en los menores de 40 años y en su mayoría son producidos por accidentes de tránsito y violencia en la vía pública. Si bien los déficit motrices, sensitivos y neurológicos son los más visibles, para el Director Médico de INEBA, los trastornos en los ámbitos cognitivos y conductuales, que en principio pasan desapercibidos, son los que dificultan principalmente la integración del paciente en el largo plazo.

“Vemos que tras un TEC, las personas jóvenes pueden cambiar su personalidad y marcar un antes y un después en sus vidas. Pasan de tener vínculos satisfactorios a cambiar su conducta y presentar irritabilidad, entre otras cosas. Esto produce un gran impacto emocional en el entorno del paciente, por lo que el abordaje multidisciplinario  debe incluir el trabajo junto con la familia, para que ellos también estén preparados ante los cambios”, agregó Petracca. 

El enfoque que incluye la rehabilitación y el tratamiento terapéutico para disminuir éste y otros problemas, forman parte de la llamada “prevención terciaria”. Pero para Petracca, se debe invertir más en la llamada “prevención primaria”, para principalmente reducir la cantidad de accidentes de tránsito y sus daños. Entre las medidas a tomar están el uso del cinturón de seguridad y de vehículos bien equipados, además de evitar la ingesta de alcohol si se va a manejar. En segundo lugar, se encuentra la “prevención secundaria”, que incluye los cuidados por parte de un equipo de profesionales idóneos en terapia intensiva, durante la etapa aguda de la injuria cerebral.

Si bien los  jóvenes consumidores de bebidas espirituosas es el principal grupo de riesgo para el traumatismos de cráneo, otro sector vulnerable son los adultos mayores, por las caídas que suelen sufrir. Por los trastornos de equilibrio, los ancianos “deberían tener otro tipo de prevención  primaria, como ambientes especialmente acondicionados y baños con manijas de las que puedan sostenerse adecuadamente”, concluyó Petracca. 

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