Detrás de muchas intoxicaciones alimentarias está una mala práctica en la manipulación de los alimentos. Una ensalada sin lavar, un tomate cortado donde antes se había desgrasado un bife o un sándwich preparado sin higienizarse las manos previamente podrían poner en riesgo la salud de los comensales. Numerosas investigaciones han señalado la facilidad con la que las bacterias pueden propagarse durante la preparación de las comidas de no tomarse las medidas adecuadas. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Georgia, EEUU, acaba de demostrar que, para los virus, también es muy sencillo “viajar” por la cocina.
Según datos de una investigación, publicada recientemente en la revista “Food and Environmental Virology”, luego entrar en contacto con un producto contaminado, un cuchillo puede “infectar” hasta siete alimentos si se sigue utilizando. Los autores llegaron a estas conclusiones tras analizar cómo se transferían norovirus -uno de los principales causantes de las gastroenteritis de origen viral- y virus de la hepatitis A en varios experimentos en la cocina.
Para ello, utilizaron tanto utensilios esterilizados como contaminados (fundamentalmente cuchillos y ralladores) y distintos tipos de comida, parte de la cual también se había infectado con los agente patógenos mencionados. Los resultados mostraron que, viniera de donde vinera la infección, los virus conseguían diseminarse con facilidad a través de prácticas habituales en una cocina, como el picado o el rallado de los alimentos.
El nivel de contaminación difería en función de los productos utilizados y el tipo de virus, por lo que los investigadores sugirieron que la superficie del cubierto y las características del alimento pueden ser claves en la capacidad de infección. «Nuestros resultados demuestran la posibilidad de transferencia de virus en un ambiente como la cocina», señaló el equipo de trabajo, al tiempo que enfatizó en la necesidad de «tener en cuenta que los utensilios son un importante vehículo de infección».
En ese sentido, sostuvieron que es necesario formar mejor a consumidores y manipuladores de alimentos en cuanto a los riesgos de contaminación de los comestibles, así como en la aplicación habitual de desinfectantes en la cocina para evitar la diseminación de los virus.
Los Centros para la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) elaboraron una serie de recomendaciones para “frenar” el alcance de los norovirus, responsables de la mayoría de las gastroenteritis virales en los países industrializados. Este listado incluye consejos clave para el correcto lavado de los alimentos, la higiene de manos y la limpieza y desinfección de las superficies potencialmente contaminadas. Para aquellas personas que padecen síntomas como nauseas, diarrea, vómitos, dolores musculares o de cabeza, se recomienda que eviten cocinar hasta tres días después de haberse recuperado.
Fuentes: Food an Enviromental Virology, CDC