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Con prótesis articular, las infecciones pueden ser más severas

Cuando se reemplaza una articulación, se está añadiendo al organismo un cuerpo extraño, artificial. Esta prótesis, que va a permitir que la persona ya no sienta dolor y pueda moverse con mayor amplitud, genera ciertos inconvenientes. Además del riesgo de rechazo a este objeto extraño, como puede suceder también con los órganos transplantados, existe el peligro de infección en la articulación reemplazada, aunque es bajo.

 

En términos generales, si se produce una infección, el organismo pone en marcha los mecanismos inmunitarios que le permitirán combatirla junto al tratamiento antibiótico. Si las bacterias logran alojarse en una articulación artificial, el cuerpo no cuenta con demasiadas herramientas para eliminarla. En consecuencia, si esta complicación no es tratada y se propaga a otras partes del cuerpo o al torrente sanguíneo, la salud del paciente se verá seriamente comprometida.

 

Una infección se puede desatar durante la cirugía misma o con posterioridad, incluso años más tarde. Sin embargo, las medidas preventivas deben adoptarse desde antes de entrar al quirófano. En primer lugar, es importante lavar bien todo el cuerpo previo a la cirugía, a fin de evitar que las bacterias presentes en otras partes del cuerpo contaminen la prótesis. No hay que olvidarse de higienizar bien los pliegues del cuerpo, lugar en que las bacterias suelen alojarse con facilidad.

 

Además, debe informarse al médico que practicará la operación si el paciente tiene alguna enfermedad, por ejemplo diabetes, o alguna infección conocida por él, como por ejemplo, en la vía urinaria o en la piel, por mínima que sea. Es posible que como medida profiláctica, el médico decida administrar antibióticos antes y después de la intervención quirúrgica.

 

Éstos parecen ser pasos muy sencillos, en particular, porque el médico sigue el caso de cerca y porque el paciente está más alerta a todo lo que suceda con su cuerpo. Si se habla de las cirugías de reemplazo articular, sin embargo, también hay que adoptar una actitud de vigilancia activa después de la operación ante cualquier signo o síntoma de infección que se produzca en cualquier parte del organismo y consultar al médico.

 

Las intervenciones invasivas, como procedimientos odontológicos o las colonoscopías, suponen un mayor riesgo de infección. Por lo tanto, deviene una cuestión fundamental informarle al dentista o al médico que vaya a practicar una intervención de este tipo, el antecedente de una operación de reemplazo articular. De este modo, el profesional podrá aplicar tratamientos para prevenir complicaciones.

 

Como siempre, la actitud activa del individuo con respecto a su cuerpo es fundamental para el cuidado de la salud. Si va a practicarse una cirugía de reemplazo articular, es el paciente quien también debe tomar conciencia de los inconvenientes que puede generar una infección y prestar atención a las señales de advertencia. Una consulta rápida al médico sin duda implicará mayores probabilidades de manejar posibles consecuencias.

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