A nivel mundial, el cáncer está en aumento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2030 habrá 22 millones de nuevos casos, mientras que otro estudio publicado en The Lancet calcula que, para esa fecha, en América Latina habrá 1,7 millones de casos y un millón de fallecimientos anuales. Este último trabajo también señaló que mientras la tasa de mortalidad es del 46,3% en países desarrollados, en naciones de ingresos bajos y medios, como las de nuestra región, la cifra asciende a 74,5%.
Frente a este escenario, un relevamiento realizado en seis países quiso mostrar cuáles son las principales barreras del acceso al tratamiento y detectó, entre las fundamentales, a los trámites engorrosos, la desinformación y la demora de entrega de los medicamentos. Participaron del sondeo la Fundación ACIAPO (Asociación Comunitaria Integral al Paciente Oncológico), de Argentina ; el Instituto Oncoguía, de Brasil; la Fundación CáncerVida y la Agrupación Nueva Vida de Rancagua, de Chile; la Fundación Simmon, de Colombia; la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer A.C., de México y Esperantra , de Perú.
Los resultados del sondeo regional trataron de reflejar la situación de los pacientes oncológicos dentro del sistema público, del cual el 60% de los argentinos depende de forma exclusiva. Si bien en el país la salud está contemplada como un derecho y no como un bien, en comparación con otros países de Latinoamérica, existen barreras concretas para un óptimo acceso al tratamiento. Sin embargo, es mucho lo que las asociaciones de pacientes pueden hacer a través de estrategias conjuntas con el Estado y por el trabajo de sus voluntarios.
Según explicó el licenciado Ignacio Zervino, Director de Relaciones Institucionales de Fundación ACIAPO, “es mucho lo que se puede hacer desde las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), ya que a pesar de que el país posee una amplia cobertura de salud pública, el acceso se dificulta debido a hechos tales como la excesiva distancia hasta el centro de atención, o la falta de educación para comprender cómo seguir un esquema de tratamiento”.
Las problemáticas más frecuentes que se detectaron fueron: excesiva burocracia; desinformación (que lleva a una subutilización del recurso público disponible); falta de educación (pacientes sin las herramientas educativas ni cognoscitivas necesarias para luchar por sus derechos y lograr un empoderamiento) y reclamos insuficientes. A menos denuncias de pacientes y familiares, mayores son las demoras o desinteligencias en la respuesta por parte de la cobertura pública, y ello ocurre tanto con la entrega de medicamentos como con la obtención de turnos, de subsidios para gastos de traslado hasta los centros de tratamiento y otros aspectos.
Zervino indicó que desde las OSC se pueden encarar muchas iniciativas para ayudar al paciente oncológico en situación de vulnerabilidad, entre ellas, acompañarlo y asesorarlo tanto al individuo como a su familia, enseñarle cómo hacer valer sus derechos, hacer visible su reclamo con ayuda de herramientas como las redes sociales, y recolectar donaciones de medicamentos de personas recuperadas para situaciones de emergencia, cuando la medicación demora.
Por otra parte, son muchas las acciones que pueden realizarse para difundir la prevención de casos, entre ellas la promoción de hábitos saludables y los controles de salud rutinarios, brindar información sobre vacunas y la difusión de programas de detección temprana. Pero una de las apuestas más fuertes de la Fundación ACIAPO, según informó Zervino, es la de la capacitación a médicos de atención primaria, para que puedan sospechar de cáncer.
“Nos estamos acercando al primer contacto médico que suelen tener los pacientes, como los clínicos que atienden en sala de salud así pueden derivar a los pacientes en tiempo y forma”, indicó Zervino.
ACIAPO trabaja en concreto con dos instituciones públicas bonaerenses: el Hospital Central de San Isidro y el Hospital Sanguinetti de Pilar. Para este último, la fundación incorporó la figura del “Navigator”, una persona encargada de buscar a quienes se “pierden” de los controles, por lo general aquellos que no vuelven al médico tras una consulta, ya sea porque viven en zonas rurales o por otros motivos. “Ellos son los que se encargan de recordarles de sacar los turnos e insistir en que se hagan los controles”, explicó.
Los resultados del relevamiento, realizado entre agosto de 2013 y marzo de 2014, fueron presentados en el marco del III Foro de Periodismo Científico en Salud “Roche Press Day 2014”, un encuentro destinado a periodistas de la región. Mostraron que son varios los obstáculos para optimizar el tratamiento, pero también que es mucho lo que se puede hacer si los distintos actores de la sociedad se juntan para disminuir el impacto de la enfermedad.
Problemáticas detectadas en Argentina y posibles soluciones
Demoras en la entrega de medicación por parte del Estado: la estrategia planteada por ACIAPO es recibir donaciones de medicamentos de expacientes para cubrir las necesidades de los plazos en los tratamientos, además de brindar información para hacer valer sus derechos.
Trámites complejos: las ONGs pueden acompañar con voluntarios y, a su vez, realizar un seguimiento de cada caso, para asegurar el cumplimiento de los aspectos formales.
Falta de ingresos para cubrir otros gastos no contemplados por el Estado, como viáticos hasta insumos: se propone solicitar préstamos informales de familiares y allegados.
Rechazo del pedido de medicación desde Obras Sociales o prestadores: sugiere activar desde ONGs contactos con prestadores para justificar adecuadamente y en base a antecedentes el pedido de medicación, y poder, de esta forma, revertir la negativa en el acceso; también, de ser necesario, cuestionar legalmente y asesorar en la desafiliación para derivar hacia la cobertura del Estado.