El dengue es una enfermedad viral aguda, que puede afectar a personas de cualquier edad y se propaga a través de un vector: el mosquito Aedes aegypti. El ciclo de transmisión es “hombre-mosquito-hombre”, es decir el Aedes aegypti hembra se alimenta con sangre de una persona infectada y luego de un período de 8 a 12 días “pica” a una persona sana.
Sus síntomas incluyen fiebre, en ocasiones muy alta, pero también cefaleas, dolor en los ojos, dolor de estómago, músculos y articulaciones.
También pueden observarse erupciones en la piel, hemorragias nasales, bucales o gingivales; inflamación de ganglios, náuseas, vómitos, pérdida del gusto y del apetito.
Estos síntomas suelen aparecer entre 3 y 14 días después de la picadura. Ante ellos, hay que concurrir rápidamente a un centro asistencial para confirmar el diagnóstico con un análisis de sangre. Además se deben evitar los grandes esfuerzos e hidratarse bien.
Ante a la sospecha de dengue no se deben administrar aspirinas o ibuprofeno, porque disminuyen la capacidad de coagulación sanguínea. Esta enfermedad se trata con reposo y ciertos analgésicos, ya que aún no existen fármacos específicos. Lo importante: las indicaciones precisas las debe realizar un especialista.