Ellas siempre dijeron la verdad: no es lo mismo estimular el clítoris que la vagina. Hoy, mediante un estudio, se pudo visualizar la ubicación exacta en el cerebro del placer femenino gracias a que 11 mujeres sanas y diestras dejaran que el científico Barry Komisaruk, de la Universidad de Rutgers en EEUU, y su equipo “observaran” en el laboratorio mediante el empleo de escáneres cerebrales (resonancia magnética) qué pasaba mientras se tocaban distintas áreas. Los hallazgos fueron publicados en la revista Journal of Sexual Medicine.
«Hemos demostrado, por primera vez, que la estimulación de la vagina, el cuello del útero y el clítoris activa tres sitios distintos y separados en la corteza sensorial”, sostuvo Komisaruk en declaraciones al diario español ELMUNDO.es. Agregó que “las tres representaciones se agrupan en la misma región de la corteza sensorial” y que “al igual que la estimulación de los genitales de los hombres activa zonas de esta área”.
Pero lo que sorprendió a los científicos fue que la autoestimulación del pezón activa “no sólo la región de la corteza sensorial” sino que también activa “las mismas zonas que la región genital, lo que explicaría por qué algunas mujeres pueden tener orgasmos a través del tocamiento del área mamaria», aclaró.
El líder del estudio indicó que ciertos expertos habían afirmado que en la sexualidad femenina, la principal fuente de placer la proporcionaba el clítoris y que este goce es relativamente menor con la estimulación vaginal o del cuello uterino. “Sin embargo, nuestros hallazgos muestran que existe una fuerte activación sensorial producida por la estimulación de estas dos últimas zonas”, argumentó el científico.
“Esta es la base para un mejor entendimiento de cómo la manipulación genital se propaga de forma secuencial a través del cerebro a partir de la activación inicial de la corteza sensorial, para ‘encender’ al tiempo las regiones cerebrales que producen el orgasmo», agregó. La corteza sensorial o sistema motosensorial procesa la información a partir de las células nerviosas vinculadas a diferentes partes del cuerpo.
El experimento, paso a paso
Para el estudio, los investigadores desarrollaron ensayos de cinco minutos que constaban de 30 segundos de descanso, otros 30 de autoestimulación, repetidos cinco veces seguidas. A las mujeres que hicieron de “grupo control” (es decir, aquellas que en otros ensayos reciben placebo) se les solicitó que se tocaran de forma rítmica el pulgar o un pie para establecer así puntos de referencia en la corteza sensorial.
Para poder “mapear” el placer femenino, las participantes tuvieron que autoestimularse con la mano o con un vibrador cilíndrico de 15 milímetros con movimientos rítmicos suaves o intensos en el clítoris, la pared anterior de la vagina, el cuello uterino o el pecho por separado, y al azar, en una secuencia de ensayos. Todas recibieron las instrucciones a través de unos auriculares que les permitieron estar en contacto continuo con los investigadores.
Durante el proceso de masturbación, se activaron hasta casi 30 áreas del cerebro, incluidas las que están relacionadas con el tacto, la memoria, la sensación de recompensa e, incluso, el dolor. Estos hallazgos pueden ayudar a reconocer que el orgasmo es un potente analgésico como se afirma desde hace algún tiempo.
Por otra parte, la investigación de Komisaruk cuestiona la hipótesis de que las mujeres que obtienen placer de la estimulación vaginal lo consiguen porque el clítoris está siendo estimulado indirectamente. Es que, según el estudio, la vagina y el clítoris son fuentes directas de placer sexual, al igual que el cuello uterino, “ya que estas zonas erógenas tienen sus propias terminaciones nerviosas que transportan las sensaciones a la corteza cerebral», enfatiza.
Komisaruk afirma que el hallazgo es relevante para aquellas mujeres que disminuyeron su respuesta sensorial a la estimulación genital como resultado del daño del nervio o la extirpación del útero. Para elevar el placer, el experto propone agregar al acto sexual la estimulación del pecho.
Fuentes: ELMUNDO.es