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¿Dónde conviene vacacionar para preservar la salud?

Purnamarca, en Jujuy

¿Dónde es posible descansar sin padecer ataques de asma? ¿Qué lugar ayuda a reducir el dolor en las articulaciones? Para quienes padecen enfermedades crónicas, decidir el destino de las vacaciones puede resultar más complicado, porque no solo entran en juego los gustos individuales y las posibilidades económicas, sino también las consideraciones para preservar la salud y tener una estadía placentera. En el caso de los adultos mayores, la motivación para hacer el viaje es otro aspecto clave a tener en cuenta.

El lugar más apropiado para vacacionar dependerá de la enfermedad de cada individuo. Hay algunos beneficiosos y otros perjudiciales”, destaca a DocSalud.com el doctor Gabriel Waisman, jefe del Servicio de Clínica Médica del Hospital Italiano de Buenos Aires y secretario de la Sociedad Argentina de Medicina. A quienes padecen enfermedades respiratorias, les aconseja elegir lugares donde el aire sea más diáfano, con un menor grado de contaminación, como las sierras cordobesas, La Rioja, Catamarca y la Patagonia. “En estas zonas, el contenido de oxigeno es más puro y hay menos partículas en el aire que puedan generar trastornos. Esto es especialmente importante para los que tengan enfermedad pulmonar obstructiva crónica o asma con espasmos bronquiales”, remarca.

Las zonas húmedas, como la provincia de Misiones, son de cuidado para los pacientes con asma o alergias, ya que el clima propicia este tipo de afecciones. Lo mismo sucede con aquellas personas que tienen artrosis o prótesis, quienes suelen sentir dolor en sus articulaciones cuando está por llover y hay un alto porcentaje de humedad en el ambiente. Aunque no se sabe con certeza a qué se debe este efecto, se cree que es consecuencia de una disminución de la presión barométrica. En cambio, aquellos individuos con artritis o enfermedades reumáticas que producen la inflamación de las articulaciones pueden pasarla muy bien en climas húmedos, pero sentir dolor en los lugares muy fríos, como la Patagonia.

Otra cosa a tener en cuenta en Argentina es la altura. Las enfermedades cardiovasculares y respiratorias empeoran con la disminución del contenido de oxígeno en el aire, algo que ocurre a mayores elevaciones”, agrega Waisman. A estos pacientes les recomienda que presten especial atención a su salud si suben por encima de los 2 mil metros y que no realicen esfuerzo físico, como caminar rápidamente.

Para los diabéticos y las personas con enfermedades cardiovasculares que toman diuréticos o siguen dietas bajas en sodio, resulta esencial asegurar una buena alimentación e hidratación a la hora de viajar a lugares cálidos, ya que son más proclives a la deshidratación.

Y ya sea que se tenga una enfermedad crónica o se goce de muy buena salud, los viajeros  deben tener cuidado con el consumo de agua, dado que en muchos lugares no es potable. “También puede  suceder que el agua sea segura, pero que no tenga la misma composición que la que se toma todos los días en el hogar. Esto genera síndromes diarreicos, además de infecciones. Por ello, resulta primordial consumir agua mineral y no corriente”, remarca Waisman.

Aquellas personas que estén pensando en el norte argentino deben tener en claro que esta región, por sus altas temperaturas, se convirtió en blanco de la proliferación de mosquitos. “Es de suma importancia prevenir y cuidarse de infecciones como el dengue cuando se elige este destino”, enfatiza el profesional.

Los adultos mayores y los viajes

La motivación para viajar es tan importante como la salud en el caso de las personas de edad avanzada. “Es clave respetar los deseos que tengan”, destaca el doctor Marcelo Schapira, especialista en Gerontología y jefe del Área de Evaluación Funcional del Anciano del Hospital Italiano de Buenos Aires. “A veces la familia asume que irse de vacaciones es lindo, pero en ocasiones para la persona no es así, porque pueden ir a un lugar como la montaña, donde hay que caminar demasiado, y si el adulto mayor tiene algún trastorno para hacerlo o siente dolor en la rodilla, puede resultarle tedioso. También suele suceder que no quiera sentirse una carga para sus familiares. Por lo tanto, es clave que la persona tenga ganas de viajar”, detalla.

Además, Schapira agrega que no se les debe prohibir ir a algún lugar determinado, pero que sí se les deben remarcar las precauciones a tener en cuenta en cada caso. “Por ejemplo, si el destino elegido es la playa, la persona puede mojar sus piernas en el agua, pero debería evitar acercarse a la rompiente de las olas”, señala.

Al mismo tiempo, el gerontólogo resalta que es imprescindible que el adulto mayor esté supervisado en todo momento por alguien y que antes de emprender un viaje tenga en cuenta cuál es el alcance de su cobertura médica y a dónde debe llamar o dirigirse en caso de una emergencia. “Siempre debe buscarse una buena comunicación entre estos pacientes y su entorno familiar, como así también con sus médicos. Suele ser habitual que nos consulten acerca de sus vacaciones”, concluye.

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