En el pasado se creía que el cerebro de un adulto estaba completamente formado y no podía modificarse, sin embargo, años atrás los neurobiólogos descubrieron que este órgano continúa su desarrollo durante toda la vida, manteniendo su capacidad para reorganizarse y formar nuevas conexiones entre neuronas, mediante un proceso llamado neuroplasticidad.
El profesor Richard Restak, en su video educativo Optimizing Brain Fitness, había postulado que sin importar la edad, se podía estimular este proceso y mejorar el rendimiento mental, para enfrentar los desafíos cotidianos y aprender cosas nuevas. Es que la experiencia moldea al cerebro porque la mente recuerda y asocia ideas utilizando diferentes circuitos entre las neuronas. Si estas conexiones neuronales no se mantienen activas, en la edad adulta pueden desaparecer hasta en un 40%.
Ejercicios para reforzar la memoria
Nuestra identidad y pensamiento se basan en la memoria. Esta es consecuencia de la atención y del aprendizaje. Con la difusión de la tecnología, no necesitamos recordar muchas cosas, con el consiguiente riesgo de que la memoria caiga en desuso y se atrofie. Pero si se realiza el esfuerzo consciente de ejercitarla, incluso hasta se podría disminuir el riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer, según expresan algunas corrientes.
A través de la historia se idearon muchas técnicas imaginativas para mejorar la memoria, pero lo primordial es estar enfocado y prestar atención. Una estrategia es tratar de visualizar la información como una imagen: cuanto más nítida, mayor es la probabilidad de recordarla.
Otro método efectivo es relacionar lo nuevo con objetos, situaciones o lugares conocidos. Y en lo posible, conviene incorporar más de un sentido, es decir, no solo mirar sino también escuchar, tocar, olfatear o saborear.
Un ejercicio muy efectivo para reforzar la memoria de corto plazo es recordar secuencias de números de cinco o más dígitos. Cuantos más números recordamos de cada serie, mejores serán nuestras habilidades matemáticas y de lectura, y mayor el rendimiento en la atención, la concentración y las memorias visual y auditiva.
Otra manera simple de ejercitar la memoria de trabajo es escuchar una serie de números y repetirlos al revés, o escribir palabras de atrás hacia adelante. Los juegos de cartas –en particular el bridge–, el dominó y el ajedrez son excelentes alternativas, ya que agudizan el estado de atención y alerta.