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El “detrás de escena” de la fertilización in vitro

La técnica de monitoreo embrionario ya se realiza en el país

A mediados de 2010 recorrió el mundo la noticia del nacimiento de Juan, un niño español que, como tantos otros, fue concebido a través de un tratamiento de fertilización in vitro (FIV) al que se habían sometido sus padres. Lo que convirtió a este hecho en un suceso tan trascendente fue que se trató del primer bebé nacido a partir de la selección de un embrión que fue observado desde el momento de la fecundación hasta su transferencia al útero materno. Esto fue posible gracias a un nuevo dispositivo que, al permitir observar al embrión sin extraerlo de la incubadora, se supone que incrementaría en un 20% las posibilidades de embarazo.

Se trata de una pequeña cámara que captura fotografías del desarrollo embrionario dentro de la incubadora. Esta herramienta se encuentra disponible en la Argentina y ya ha contribuido a concretar un nacimiento y diez embarazos, hoy en curso, de parejas con fallas reiteradas en sus tratamientos de FIV.

“Uno puede hacer un seguimiento minuto a minuto del crecimiento de los embriones” adelanta a DocSalud.com el doctor Gabriel Fiszbajn, jefe del Departamento de Medicina Reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGYR), al referirse a este aparato que ofrece a los especialistas la posibilidad observar de manera continua el desarrollo de los fetos dentro de la incubadora. Desde su interior, la cámara captura una fotografía de los embriones cada diez minutos, que luego procesara un software que agrupa esas imágenes y las compila en un breve video.

Gracias al empleo de esta tecnología, tanto el especialista como el equipo de laboratorio pueden hacer una evaluación de todas esas imágenes cada 24 horas y “entender cómo se está dividiendo ese embrión, cómo se está desarrollando y seleccionar, entonces, el que tenga mayor capacidad de implantarse y de generar un bebé”, explica el especialista.

Ventajas del monitoreo continuo de embriones

La fertilización in vitro (FIV) es una técnica por la cual la fecundación de los ovocitos (óvulos) por los espermatozoides se realiza fuera del cuerpo de la madre. Es el principal tratamiento para la esterilidad cuando otros métodos de reproducción asistida no han tenido éxito. Este método implica el control hormonal del proceso ovulatorio, para extraer los ovocitos de los ovarios maternos y permitir que sean fecundados por los espermatozoides en un medio líquido.

Una vez producida la fecundación del óvulo, éste es cultivado en una pequeña cápsula dentro de la incubadora para promover su división celular y crecimiento que dará lugar a un embrión. Este cultivo, que dura entre 2 y 5 días, es muy importante que se lleve a cabo en las condiciones óptimas para el embrión, ya que de ello dependerá su calidad y la tasa de implantación cuando sea transferido a un útero.

Hasta ahora, el método convencional de observación implicaba el retiro una vez por día A partir de ese momento, el equipo del laboratorio realiza una rápida evaluación de tan solo unos segundos para luego devolverla a la incubadora donde continuará su desarrollo hasta el momento de su transferencia al útero materno. Desde que esta herramienta está disponible, este seguimiento se encuentra ante dos escenarios: “Una situación es mirarlo una vez por día al embrión  y ver como se ha desarrollado dentro de la estufa, dentro de la incubadora y otra cosa es tener en un monitoreo continuo cada diez minutos, una imagen de cómo se está desarrollando ese embrión y de la velocidad que tiene en cuanto a sus divisiones”.

Según Fiszbajn, esta herramienta permite un mejor desarrollo del embrión porque simplemente se lo “observa» dentro de la incubadora y no es necesario manipularlo fuera de la misma cambiándole sus condiciones de luz y temperatura.

Del laboratorio al vientre materno

En general, la transferencia de los embriones se hace a las 48 horas,  a las 72 horas o a los cinco días luego de producida la fecundación del óvulo. “Hay tres momentos en los cuales se puede transferir embriones dentro del vientre materno, y esto podría ser útil para cualquiera de las tres instancias, aclara Fiszbajn al referirse al empleo de esta video cámara . Así, se “puede tener un seguimiento mucho más preciso y poder entonces seleccionar mejor el embrión; luego, se  va a colocar en el vientre materno el uno sabe que es de mejor calidad, o sea que tiene mejores chances de lograr el embarazo”, agrega.

Cada incubadora puede tener un aparato de video que es capaz de monitorear el desarrollo de hasta nueve embriones que, de acuerdo a los resultados de la evaluación los videos, permite determinar antes de la transferencia cuál es el mejor.

Consultado sobre la seguridad y el uso que se le da a esta herramienta en los tratamientos, Fiszbajn explica: “Es una técnica muy nueva, nosotros la estamos empezando a usar en el CEGYR para casos de falla reiterada, es decir, pacientes que han fracasado varias veces”. De esta manera, el equipo de trabajo del laboratorio puede observar si existe algún elemento importante dentro del desarrollo de ese embrión para poder elegir mejor en un tercer o cuarto intento, luego de varios fracasos, el más adecuado para lograr el embarazo. Agrega además que, aunque hoy sólo se esté utilizando para este tipo de pacientes, “puede ser que un futuro se pueda utilizar para todos”.

Algunos hallazgos del monitoreo continuo

Gracias al empleo de esta videocámara “se ha visto, por ejemplo, la velocidad en la cual un embrión se empieza a dividir, que habitualmente no se observa porque está dentro de la incubadora” explica el especialista. Ese momento, donde comienza la división que “se llama clivaje temprano, que es el momento donde empieza a dividirse en dos células y después en cuatro…”. Ese insatante, evaluado en horas, es muy importante para determinar, por ejemplo, qué embrión tiene más chance que otro de lograr un embarazo.

Hasta el día de hoy resultaba muy difícil poder determinar el momento de la división evaluando continuamente el embrión ya que sólo se lo podía ver una vez por día. En cambio, con esta técnica, es posible atestiguar el momento exacto donde comienza la división. Otro elemento importante del monitoreo del desarrollo embrionario que permite también escoger mejor los embriones se llama la fragmentación. Según la describe el especialista, se trata de la aparición de pequeños fragmentos dentro de lo que es un embrión que debería verse limpio, en el que sólo podrían visualizarse las células. En lugar de ello, nada más se ven como diminutas fracciones “como piedritas”  son en realidaddetritos y a mayor cantidad de fragmentos, la chance de lograr un embarazo con ese embrión es menor”. Estas divisiónes pueden aparecer y desaparecer de manera alternada y aumentar y disminuir su tamaño de la misma forma dentro del embrión durante su cultivo en la incubadora.

“Haber visto toda la evolución de un embrión y qué ha pasado con esos fragmentos a lo largo del tiempo, son dos elementos que se han reconocido como un aporte beneficioso del seguimiento con esta técnica”, concluye Fiszbajn.

* El Dr. Gabriel Fiszbajn, es jefe de Medicina Reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR).

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