El británico Robert Edwards, de 85 años y padre de la fecundación in vitro, fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina, anunció el Comité Nobel en Estocolmo.
Edwards fue recompensado «por el desarrollo del tratamiento de la fecundación in vitro. Sus descubrimientos hicieron posible el tratamiento de la esterilidad que afecta a una gran proporción de la humanidad y a más de 10% de las parejas en el mundo«, explicó el Comité Nobel.
Este científico británico logró el nacimiento del primer «bebé probeta«, Louise Joy Brown, el 25 de julio de 1978, un acontecimiento histórico que fue tapas de todos los diarios del mundo.
Más de cuatro millones de personas nacieron desde entonces gracias a la fecundación in vitro.
«La fecundación in vitro es una terapia eficaz cuando el esperma y el óvulo no pueden unirse en el interior del cuerpo», precisa el comité Nobel, que saluda en esta terapia una «etapa importante en el desarrollo de la medicina moderna».
Robert Edwards, que se convierte en el 30º Nobel de Medicina británico, estaba asociado a su compatriota el ginecólogo Patrick Steptoe, fallecido en 1988.
Edwards está establecido en Manchester tras haber trabajado en Cambridge. Inició sus investigaciones en biología de la fecundación en los años 50.
En una primera reacción, el director de la clínica fundada por el pionero de la fertilización in vitro se declaró encantado por el galardón que recompensa a un hombre que «mejoró las vidas de millones de personas en todo el mundo».
«Bob Edwards es uno de nuestros más grandes científicos. Su trabajo inspirador al principio de los años 60 llevó a un gran avance que ha mejorado las vidas de millones de personas en todo el mundo», declaró Mike Macnamee, director de Bourn Hall, la clínica que el profesor Edwards fundó cerca de Cambridge.
«Toda la gente que trabajó con él y fue tratada por él le tiene un gran afecto. Estoy muy contento de que mi gran mentor, compañero de trabajo y amigo haya sido reconocido de esta manera», agregó Macnamee.
Una portavoz de Bourn Hall dijo que Robert Edwards, de 85 años, estaba demasiado débil para conceder entrevistas, pero que durante años defendió que «lo más importante en la vida es tener un hijo».