El ser adulto mayor no es un impedimento para el placer sexual. Pero para no frustrarse a partir del final de la quinta década o los inicios de la sexta, la persona debe conocer los cambios fisiológicos asociados a la edad sin pensar que por ellos se está enfermo, elegir el mejor momento del día para tener relaciones, conocer los efectos de algunos medicamentos que pueden alterar la performance en la cama y también desterrar falsas creencias.
La licenciada Celia Laniado, sexóloga y coach sexual, indicó que el tema del erotismo asociado al envejecimiento es tabú. “Al hombre mayor que tiene relaciones se lo rotula como un ‘viejo verde’, mientras que muchos se preguntan cómo puede ser que una ‘abuela’ tenga intimidad. Lo grave es que los prejuicios que descalifican a este grupo no sólo existen a nivel popular, sino que también están presentes en los profesionales de la salud, porque muchas veces los médicos le dicen a los ancianos ‘es hora de que descanse y no piense en esas cosas´”, explicó.
Incluso lamentó que los especialistas no expliquen a sus pacientes qué efectos pueden tener algunos fármacos en la performance amatoria a la hora de recetarlos. “Los remedios para la diabetes pueden disminuir el deseo y la erección. Lo mismo pasa con los tranquilizantes y algunas drogas tópicas para la pérdida del cabello. También ocurre con ciertos medicamentos para la presión. Si bien la persona no debe dejar de tomarlos, saber estas reacciones generaría menos presión en los ancianos y los ayudaría a abrirse a la conversación sobre el tema”, relató Laniado.
Con todo, para la coach sexual la mejor herramienta para lograr una sexualidad plena en la tercera edad es la información e incorporar la idea de que las buenas relaciones íntimas “no requieren la superación de ninguna marca olímpica, sino que se trata de pasarla bien, sin preocupaciones”.
Cambios corporales para tener en cuenta
La experta explicó que tanto el hombre como la mujer sufren alteraciones que son típicas de la edad, pero como las desconocen “piensan que están enfermos o que su sexualidad está fallando”. Sin embargo, si ellos contaran con estos datos “no evitarían tener relaciones, sino que aceptarían que tienen que acomodarse a los cambios”, porque “la capacidad de tener orgasmos nunca se pierde”.
“A partir de los 50 años, la mujer tiene una menor cantidad de flujo y la lubricación se produce de una manera más lenta, algo que se soluciona con un buen gel o crema. A su vez, la piel de la vagina se vuelve más fina, como si fuese papel de seda y pierde elasticidad, lo que puede provocar sangrado o infectarse con más frecuencia. Por otra parte, la vagina se encoje y la mujer puede sentir dolor o dificultad en la penetración. Con todo la conservación de la capacidad orgásmica sigue, aunque va a demorar un poco más”, explicó.
En el caso de los hombres, las erecciones demoran más en producirse y son más débiles. La sexóloga explicó que la necesidad eyaculatoria no es tan fuerte. “La cantidad de semen disminuye, y si antes se asemejaba a la de una cucharada sopera, en la sexta década se parece más a una cucharita de café”, explicó para luego agregar que también el período refractario, es decir, el tiempo de recuperación del hombre tras un orgasmo antes de tener otra erección, es más largo.
En ninguno de estos casos hay que preocuparse, sino adaptarse, sobre todo si se tienen en cuenta los beneficios del sexo en los adultos mayores, ya que en palabras de la sexóloga, mejora la circulación sanguínea, reduce el colesterol y el riesgo de sufrir enfermedades coronarias, además de tener un efecto emocional beneficioso y ser más relajante que cualquier ansiolítico o tranquilizante. A su vez, en el hombre, las eyaculaciones recurrentes protegen la glándula prostática y evitan su agrandamiento.
El mejor momento para el amor
Laniado indicó que la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales a la noche, pero que desde el punto fisiológico ese es el peor momento del día para la intimidad, porque hay fatiga. Esto empeora si los intentos ocurren después de una cena porque el estómago lleno no es un buen aliado, y más aún si se toma alcohol, ya que la bebida enlentece la respuesta sexual al tener una acción depresora en el sistema nervioso.
“Los adultos mayores pueden favorecerse con un cambio de horario y tener relaciones a la mañana, porque suelen estar más relajados tras una buena noche de sueño”, indicó Laniado.
A su vez, la sexóloga relató que la mejor relación sexual es la que está libre de exigencias, y de preocupaciones, condiciones básicas para dejarse llevar. “Más allá de que las erecciones sean más débiles en las tercera edad, los hombres se vuelven mejores amantes, porque besan y acarician más. El masaje erótico es un excelente aliado para esta y todas las etapas de la vida sexual, así como también conversar sobre las fantasías, lo que se quiere y también lo que se puede, con total sinceridad”, comentó.
Qué hacer si se pierde el deseo
Laniado expresó que “las ganas” pueden desaparecer por diferentes motivos. Entre ellos están el hecho de haber sido educados con la idea de que el sexo es tabú o bien si a lo largo de la vida el adulto mayor no tuvo relaciones sexuales satisfactorias. A su vez, también puede influir la rutina, ser jubilado o no enfocarse en ningún proyecto nuevo. Sin embargo, los beneficios para la salud que acarrea el sexo en la tercera edad ameritan no dejarse estar y animarse a una consulta con un coach sexual, “que no indaga en el pasado, sino que trabaja siempre a futuro”.
“En pocas entrevistas, se le brinda a la persona o a la pareja distintas herramientas para que pueda aplicar. Se muestran distintas posiciones con muñecos, se recomiendan libros que puedan leer, se indican ejercicios, se habla sobre las dificultades en la intimidad y se conversa sobre lo que se desea lograr en el futuro”, indicó la sexóloga. Además, recomienda la masturbación si no se tiene una pareja, ya que “mantenerse sexualmente activo ayuda a prevenir que el órgano se atrofie, y de ese modo, estar preparado para la llegada de un nuevo compañero”, concluyó.
*La licenciada Celia Laniado (MP: 91525) es psicóloga, sexóloga y coach sexual.