“El bosque estaba en llamas y mientras todos los animales huyen para salvar su vida, un colibrí recoge una y otra vez agua del río para verterla sobre el fuego.
-¿Acaso crees que con tu pequeño pico vas a apagar el incendio?-Le pregunta el león.
-“Yo sé que sólo no puedo”. Responde el pajarito. “Pero estoy haciendo mi parte”.
La problemática de la drogodependencia es un padecimiento con múltiples secuelas, tanto personales, familiares, sociales y transgeneracionales. Como las “señales de alerta” otorgadas por el “dolor”, el “miedo” y la “angustia” fallan, están bloqueadas, se dificulta su diagnóstico y adecuado tratamiento, situación que, pareciera, también se reflejó en las anteriores decisiones de políticas de estado.
Muchos, agoreros y lobistas políticos, valiéndose de esta realidad, vienen buscando, desde distintos sectores de poder, naturalizar la situación y promover una sensación de fatiga o impotencia en la lucha contra las adicciones. No para resolver el problema, sino para manejarlo bajo el lema “aprendamos a vivir con él”. Esta es una mirada afín del narcotráfico y el narco-mercado (corporaciones multinacionales que se beneficiarían directa o indirectamente a raíz en la comercialización de las drogas prohibidas).
En contraposición de este paradigma, el gobierno dio un rotundo giro, a través del decreto de Emergencia Nacional en Adicciones Nro. 1249/2016, en consonancia con la mirada de la pastoral social de adicciones de la iglesia católica, encabezada por el Padre “Pepe” Di Paola. De esta manera, se marcó una diferencia en el tratamiento de la gestión gubernamental frente a la problemática del consumo abusivo de drogas.
Ahora, el Estado Nacional la asume como un problema y estaría dispuesto a disponer de recursos humanos y económicos para asumir el desafío de contrarrestarla, proponiendo trazar líneas de acción, según precisó su secretario de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Roberto Moro.
En este contexto, el martes 14 de Febrero, a partir de las 15,30 hs en la sala 1, Anexo A de la Cámara de Diputados, se llevará a cabo un encuentro convocado por los diputados Alejandro Abraham, Daniela Castro y Silvina Frana a las organizaciones sociales, agrupaciones de madres contra el paco de distintos puntos del país, referentes de la Pastoral de Adicciones de la Iglesia Católica, Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), Federación de Organizaciones No Gubernamentales para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Drogas (FONGA) y destacados especialistas en la materia.
En ese encuentro se buscará dar inicio a una serie de jornadas para poder transformar el citado decreto de Emergencia, en un proyecto de Ley Nacional que exhorte a realizar políticas publicas mancomunadas con los distintos sectores sociales de todo el país, que ya vienen trabajando en la temática.
Muchas veces se dijo que el consumo de drogas es un “problema” de todos. Y ahora parece que este decreto sería el disparador para poner en valor las “respuestas” que surjan entre “todos”. Con la expectativa de poder apagar entre todos el incendio que promueve la droga. ¿qué pasaría si actuásemos como el colibrí, si cada uno de nosotros pusiera nuestra parte?
*El Lic. Eduardo Lavorato (M.N.26070) es psicólogo experto en adicciones.