Las muertes por sarampión cayeron a niveles históricamente bajos, con un descenso del 78% entre 2000 y 2012, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En términos absolutos, las muertes en el mundo por esta enfermedad altamente contagiosa bajaron de 562.000 a principios de la pasada década hasta 122.000 a finales de 2012, último periodo para el que se cuenta con estadísticas fiables.
El organismo sanitario de la ONU reveló también que 13,8 millones de muertes pudieron ser evitadas gracias a la vacunación, mientras que el número de casos se redujo en un 77%, desde más de 850.000 hasta 226.000 en el mismo periodo citado.
«Estos progresos son el resultado de los programas de inmunización globales, que alcanzaron una cobertura del 84%» entre niños menores de un año, explicó el especialista del Departamento de Inmunización de la OMS, Robert Perry.
Agregó que 145 países introdujeron la segunda dosis de la vacuna contra el sarampión dentro de sus programas nacionales para garantizar la inmunidad y prevenir brotes.
A pesar de estos avances significativos, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte entre niños pequeños, en casi todos los casos en países de bajos ingresos y con infraestructura sanitaria deficiente.
El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus, y aunque normalmente es leve o moderadamente grave, pueden presentarse complicaciones en menores de 5 años y adultos de más de 20 años.
Los casos graves son especialmente frecuentes en niños pequeños malnutridos o con el sistema inmunitario debilitado.