La depresión o el «Trastorno Depresivo Mayor» es según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la principal causa de discapacidad en el mundo. Algunas estimaciones sugieren que afectaría a cerca de 1 de cada 10 personas en América Latina. Esta problemática compromete de manera negativa el ámbito laboral, social y familiar, ya que muchos de quienes la padecen, no pueden desempeñarse en forma apropiada en su vida cotidiana a causa de un fuerte deterioro de la salud.
Sin embargo, su diagóstico suele retrasarse y el paciente sufre las consecuencias en forma progresiva hasta encontrar una respuesta terapéutica adecuada. Por eso, la detección precoz es el primer paso hacia un tratamiento efectivo de la depresión, afirmaron destacados especialistas durante el Segundo Foro Argentino de Dolor y Neurociencias, que se llevó a cabo recientemente en la ciudad de Rosario.
«La depresión se caracteriza por un estado de ánimo decaído persistente y/o menor interés o placer en las actividades que habían sido disfrutables, entre otros síntomas», reveló el Dr. Miguel Márquez, médico psiquiatra y director de ADINEU (Asistencia, Docencia e Investigación en Neurociencia).
Un fenómeno mundial
Existen unos 350 millones de afectados, y causa aproximadamente 1 millón de muertes al año (por suicidio) alrededor del mundo. La prevalencia en América Latina oscila entre el 8,1% en México y 12,6% en Brasil, por lo que se calcula que aproximadamente uno de cada 10 latinoamericanos la padecerán en algún momento de su vida.
«Uno de los grandes inconvenientes para su tratamiento es que continúa siendo un trastorno subdiagnosticado y subtratado, sobre todo en sus primeros episodios, los que son esenciales para definir su condición de trastorno recurrente”,subrayó Márquez.
“El verdadero nombre del Trastorno Depresivo Mayor es el de Depresión Mayor Recurrente, y el tratamiento correcto de los primeros episodios, que muchas veces no llegan al psiquiatra sino que son atendidos en diferentes niveles de la asistencia primaria, resulta clave para definir el pronóstico de la enfermedad, que es el pronóstico de la calidad de vida que tendrá la persona afectada a través de toda su existencia», agregó.
En efecto, la alta incidencia de enfermedades asociadas puede dificultar la detección. Por un lado la depresión se vincula a un aumento de la incidencia de enfermedades crónicas y, por el otro, un gran número de pacientes que sufre enfisema, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructivo Crónica), migraña, cáncer, epilepsia, diabetes, enfermedades cardiovasculares y asma, presentan también este trastorno psiquiátrico.
Por ello, «la detección precoz y el manejo inicial por parte del médico clínico contribuiría a mejorar el pronóstico de los pacientes», destacó el especialista, quien indicó que «la meta final del abordaje terapéutico de la depresión debe ser reducir los síntomas y finalmente lograr la remisión”.
Además destacó que como ocurre en cualquier enfermedad crónica, sin tratamiento los episodios continuarán repitiéndose, por lo que diversas guías “recomiendan la indicación del uso continuo de antidepresivos para prevenir recaídas».