Las personas mayores cuya sangre presenta contenidos elevados de ciertas vitaminas o ácidos grasos omega 3 tienen mejores capacidades mentales y de memoria que aquellas que consumen alimentos de bajo valor dietético, según un reciente estudio.
El estudio muestra de esta forma que las personas mayores que consumen estas vitaminas y ácidos grasos omega 3 no experimentan una reducción del volumen de su cerebro, un fenómeno típicamente observado en las personas que sufren Alzheimer.
El estudio, uno de los primeros de este tipo, trataba de medir específicamente el nivel sanguíneo de una gama de nutrientes conocidos, en lugar de basar sus resultados en cuestionarios sobre el régimen alimentario, menos precisos y fiables.
Los autores de esta publicación aparecida en Neurology, la revista médica de la academia estadounidense de neurología, determinaron que los altos niveles de vitamina B, C, D y E, así como de omega 3, que se encuentra sobre todo en el pescado, tenían efectos positivos en la salud mental y el resto del organismo.
«Este enfoque muestra claramente los efectos neurológicos y biológicos buenos y malos ligados a los niveles de diferentes nutrientes en la sangre», explica Maret Traber, del Instituto Linus Pauling de la Universidad de Oregón (noroeste) y coautor del estudio.
«Las vitaminas y los nutrientes que se obtienen comiendo una gran variedad de frutas, de legumbres y pescado pueden medirse con la ayuda de biomarcadores sanguíneos», explica. «Estoy convencida de que estos nutrientes tienen un gran potencial para proteger el cerebro y hacerlo funcionar mejor», afirma Traber.
La investigación también revela que el pequeño número de participantes cuyo régimen alimenticio era rico en ácidos y grasas trans, abundantes en los productos lácteos y los alimentos fritos, obtenían resultados peores en el test cognitivo. Además, el tamaño de su cerebro se reducía considerablemente.
Los investigadores midieron a 104 sujetos de una edad media de 87 años e hicieron pruebas en 30 biomarcadores de nutrientes en sangre. Más de 42 de ellos fueron sometidos a imágenes de resonancia magnética para medir el volumen de sus cerebros.