Con frecuencia, las personas con pérdida auditiva también sufren tinnitus o acúfenos, un síntoma de que la cóclea, el nervio auditivo o las vías auditivas centrales han sufrido daños.
Los acúfenos se describen como la sensación de oír «zumbidos en los oídos» o «ruidos en la cabeza» cuando no hay ninguna fuente real sonora o física que los produzca. En la literatura inglesa se denominan tinnitus, palabra que deriva del latín y quiere decir «tintineo de una campana».
De acuerdo a lo expresado por Darío Roitman, médico Otorrinolaringólogo, Jefe del sector Acúfenos e Hiperacusia del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, las causas son diversas y la mayoría de enfermedades del oído tienen acúfenos como síntoma asociado: algunas son muy sencillas y frecuentes como los tapones de cera; otras, más raras y complejas como los tumores (en general benignos) del nervio acústico.
El origen más frecuente de acúfenos son los ruidos fuertes, que alteran los oídos como los disparos de armas de fuego, los conciertos de música a volúmenes muy intensos o los trabajos con maquinarias estridentes. Pero también otras causas pueden originarlos, como por ejemplo los problemas de la columna cervical, la hipertensión arterial o el hipertiroidismo.
Se calcula que alrededor del 18% de la población padece algún tipo de acúfenos y la mayoría de quienes los sufren, se adaptan paulatinamente al síntoma. Pero en una porción de los afectados (aproximadamente un 10%), aparece una variante grave, crónica, que produce alteración del sueño, pérdida de la concentración, una intensa angustia emocional e interfieren en la audición, según remarcó Roitman.
Los acúfenos tienen en su evolución natural, ciclos de fluctuación en intensidad, pero a largo plazo tienden a atenuarse. En la mayor parte de los casos se asocian a la disminución de la audición, llamada hipoacusia. Por otra parte, pueden tener una tonalidad aguda o grave y presentarse como un ruido puro o como una mezcla de sonidos como el de un grillo o el silbido del vapor de una pava hirviendo, entre otros.
Suelen percibirse en un oído, en ambos o en la cabeza. Raras veces pueden latir como el pulso, o aparecer sin asociarse a hipoacusia. Entre las razones más comunes de aparición de los acúfenos están:
• La exposición a ruidos intensos. Los que los sufren deben evitar sonidos fuertes como los de motos, armas de fuego, música a altas intensidades, aspiradoras ruidosas. Necesitan cuidarse usando tapones o auriculares de protección para los oídos.
• El uso del alcohol. En general incrementa los acúfenos en intensidad.
• El uso de xantinas. Ellas se encuentran en el café, el té, el mate, las bebidas cola y en el chocolate, e incrementan los acúfenos. Se recomienda sustituirlos o disminuir su ingesta para controlar los acúfenos.
• Fumar. El hábito incrementa los acúfenos.
• La aspirina. Este remedio y otros medicamentos provocan acúfenos.
• El stress. Es importante disminuirlo, para paliar los acúfenos.
Si una persona los sufre, debe asistir a un otorrinolaringólogo para determinar la enfermedad que causa los síntomas y hacer el tratamiento específico. A veces ocurre que la afección se soluciona y quedan los acúfenos como secuela. En estos casos se puede tratar de aliviar el síntoma, habiendo actualmente una variedad de tratamientos disponibles según la necesidad del paciente.
Entre los distintos métodos, muchos usuarios de audífonos experimentan un alivio mientras utilizan estos dispositivos, debido a que el sonido natural amplificado enmascara o «ahoga» el zumbido que produce el tinnitus, permitiendo a la persona concentrarse en los sonidos ambiente.