El hombre es un ser falocéntrico por lo que la disfunción sexual condiciona y trasciende en el resto de sus actividades. En la actualidad, se calcula que aproximadamente el 40% de los varones sexualmente activos presentará algún tipo de disfunción sexual en algún momento de su vida. Cabe destacar que el problema puede presentarse en un único momento esporádico o puede llegar a ser persistente, donde la disfunción sexual se vuelve recurrente y/o crónica.
El estilo de vida actual está ligado a situaciones adictivas que pueden derivar en la aparición de disfunciones sexuales. En este sentido, el estrés laboral y económico, el cigarrillo, la drogadicción, el sedentarismo y otras patologías orgánicas son condicionantes para la mayor aparición de problemas sexuales en el hombre. Entre estos apuros masculinos, la disfunción eréctil es la de mayor consulta y consiste en la dificultad para conseguir y mantener una erección con el objetivo de lograr una relación sexual satisfactoria.
Asimismo, otro trastorno sexual habitual es la eyaculación precoz en la que el paciente en el 50% de sus relaciones sexuales eyacula en menos de 1 minuto luego de haber penetrado intravaginalmente. Por otro lado, está la eyaculación retrasada o retardada, donde el hombre tarda mucho tiempo para eyacular, existiendo otros casos extremos donde no llegan directamente a hacerlo. Este problema es denominado aneyaculacion.
Además, se encuentran las disfunciones sexuales del deseo (poco o falta de deseo sexual) presentes por lo general en gente de mayor edad con problemas hormonales o emocionales. Por último, se registran las disfunciones sexuales orgásmicas en las que el paciente refiere no tener sensación placentera durante el orgasmo.
Los desórdenes sexuales se producen por diversas causas que van desde lo psicológico (depresión, angustia o ansiedad), pasando por lo orgánico (problemas arteriales, neurológicos y/o hormonales diabetes, obesidad, dislipemia, etc.) hasta factores como el consumo de drogas y cirugías de todo tipo (pelviana, prostática, traumatismo de columnas, etc.).
Al mismo tiempo, suelen estar asociados a la edad del hombre. Por ejemplo, en los jóvenes, la consulta más común es la disfunción sexual eyaculatoria precoz; por su parte, es habitual que después de los 45 años se acuda a un especialista por disfunción eréctil o dificultades orgásmicas. Sin embargo, cabe destacar que los problemas de erección pueden presentarse en pacientes jóvenes así como los adultos pueden llegar a consultar por problemas de eyaculación precoz.
Ante la presencia de disfunciones sexuales se recomienda, en primer lugar, concurrir a un andrólogo, sexólogo o urólogo especializado en sexología, quien indicará un tratamiento de acuerdo al diagnóstico que puede ser netamente psicológico o medicamentoso. También, hay casos en los que se combina una terapia psicológica con fármacos, hasta llegar a situaciones que pueden derivar en cirugías de colocación de prótesis penianas.
Por su importancia, la disfunción sexual es un tema que debe ser consultado a tiempo ya que, además del impacto sobre la sexualidad, es capaz de incidir en las posibilidades de procreación en los hombres en edad reproductiva por la imposibilidad de completar relaciones sexuales que favorezcan el encuentro del espermatozoide con el óvulo.
Es preciso abordar la problemática y hablar de las disfunciones sexuales para que dejen de ser tabú mitigando así el impacto social que producen tanto en el hombre como en su pareja.
El Dr. Ernesto Grasso es médico especialista en andrología, urología y sexología. Miembro de la Sociedad Argentina de Andrología organizadora del VI Congreso Argentino de Andrología y el V Congreso ANDRO.