Los alimentos de alto contenido calórico pueden ser tan adictivos como el tabaco o las drogas, según un estudio con ratas de laboratorio publicado en la revista científica Nature. Aunque el descubrimiento no puede ser trasladado directamente a la obesidad en humanos, demuestra que un exceso de consumo puede provocar respuestas compulsivas en el cerebro.
Esto es lo que les sucedió a las ratas con las que se experimentó en el estudio, a las que se les comenzó a dar este tipo de comida y acabaron convirtiéndose en consumidoras compulsivas.
Se sabe en efecto que a los adictos se les debilita la capacidad de activación de los circuitos cerebrales responsables del recuerdo de sus experiencias positivas, ya que dejan de desempeñar esas actividades por la gratificación que reciben de ella, sino que lo hacen de manera adictiva.
Para la investigación, un equipo del Scripps Research Institute de Florida, Estados Unidos, encabezado por Paul Kenny, midió la sensibilidad de las ratas a ese tipo de experiencias. Cuando los científicos ofrecían a los roedores comida de alto contenido en calorías como panceta, salchichas o pasteles, junto a alimentos más sanos, pero menos apetecibles, los animales optaban por la primera opción y así engordaban con rapidez.
Su sensibilidad al recuerdo de experiencias positivas también cayó en picada como les ocurre a los adictos a las drogas. Este debilitamiento persistió durante al menos dos semanas después de que dejaran de ingerir «comida chatarra».
Un auténtico adicto, ya sea rata o humano, consume la sustancia causante de la adicción compulsivamente incluso cuando es claramente perjudicial para su salud. Para desarrollar el estudio, los científicos adiestraron a los animales para que dejasen de comer cuando una luz se encendiese porque, en caso de no hacerlo, recibirían descargas eléctricas en sus extremidades.
Las ratas de peso normal dejaban de comer al encenderse la luz, incluso cuando se las tentaba con la más apetitosa «comida chatarra», pero las obesas, acostumbradas a ingerir este tipo de alimentos, seguían comiendo.
El estudio también revela un descenso en los niveles de un específico receptor de dopamina en las ratas con sobrepeso, fenómeno que también se da en los humanos adictos a drogas.