Investigadores de la Universidad Humboldt de Berlín descubrieron que las cosquillas surten efecto solo si nos hallamos de buen humor, pues las neuronas que controlan ambas reacciones se encuentran muy cercanas en la corteza cerebral y se influencian.
El descubrimiento se llevó a cabo en experimentos con ratones de laboratorio, dirigidos por Shimpei Ishiyama, descriptos en la revista Science.
Los roedores, tal como ocurre con los seres humanos, reaccionaron a las cosquillas solamente cuando estaban a gusto y alegres. Esto se explica porque la corteza somatosensorial, el área cerebral que alberga estos grupos de neuronas, tiene un rol sobre el humor, aunque en el pasado se la vinculó principalmente al sentido del tacto.
Sobre la base de estudios precedentes, que también descubrieron que los ratones emitían una especie de risa inaudible al oído humano mientras se les hacía cosquillas, los investigadores decidieron controlar la actividad de neuronas en la corteza somatosensorial.
En plenas cosquillas, los animales movían velozmente las patas y «saltaban de contentos» con risas.
En los estratos profundos de la corteza somatosensorial se observó además un aumento de la actividad de las neuronas ligadas a la risa.
Al estimular las mismas neuronas, aún cuando no se les hacía cosquillas, los ratones reían. En cambio, cuando los animales se hallaban ansiosos, la risa inducida por las cosquillas y la activación de estas neuronas resultaban prácticamente nulas.
Según los científicos, la verificación apoya la idea de Charles Darwin, según la cual la mente debe encontrarse en un estado placentero para poder reírnos con las cosquillas.