Las personas que superaron un cáncer durante su adolescencia son más proclives que quienes nunca padecieron la enfermedad a involucrarse en comportamientos de riesgo, como fumar, o desarrollar otros problemas de salud, según un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer. El informe agrega que estos jóvenes también serían más propensos a registrar sobrepeso o problemas mentales.
Eric Tai, del Centro estadounidense para el control de enfermedades y autor de este estudio señaló que en parte, este resultado se debe a que el adolescente o el adulto joven sobreviviente “no es consciente de su historia médica y no está al tanto de los riesgos a largo plazo asociados a su cáncer y su tratamiento”, por lo que pueden verse involucrados en conductas riesgosas sin conocer sus consecuencias futuras.
Además, las personas diagnosticadas con cáncer entre los 15 y 29 años registran una madurez diferente a otros sobrevivientes mayores, y tienden a sobrellevar la patología de forma diferente, agregó. A su vez, este grupo etario no realiza un seguimiento de su enfermedad con la misma frecuencia que pacientes adultos o infantiles.
El análisis surge de los datos de estadounidenses recabados en un estudio conocido como Sistema de supervisión de factores comportamentales de riesgo de 2009. Los investigadores identificaron personas que fueron diagnosticadas con cáncer cuando eran adolescentes o jóvenes adultos, y compararon sus respuestas sobre salud a las de un grupo de 345.592 personas que no sufrieron la enfermedad.
El 81% de los relevados con cáncer fueron mujeres y el tipo de tumor más encontrado fue el de cuello del útero (38%) seguido por otros tipos de cáncer al aparato reproductivo femenino (13%) y melanoma (9%).
Según el estudio, los jóvenes sobrevivientes son más proclives a fumar (26% en comparación al 18% en el grupo que nunca tuvo cáncer) y a registrar obesidad (31% contra 27%).
El doble de los analizados informaron que registran algún tipo de discapacidad (36% contra 18%), y el 24% afirmó que se encuentra en mal estado físico contra sólo un 10% para el grupo que nunca padeció cáncer.
Los problemas de salud mental fueron mencionados por el 20% de los sobrevivientes a la patología, el doble que para el grupo de control, y muchos de ellos no reciben atención médica debido a los altos costos (24% contra el 15%).
Los jóvenes sobrevivientes al cáncer también reportaron altos índices de problemas coronarios, de presión sanguínea, asma y diabetes.
La mayoría de esos inconvenientes podrían ser evitados con un mejor seguimiento médico, destacó Tai. «Los proveedores de salud precisan establecer líneas de seguimiento, que incluyan información de potenciales efectos colaterales, factores de riesgo, chequeos y evaluaciones, orientación psicológica, y otras intervenciones», concluyó.